DESDE LOS TEJADOS

DESDE LOS TEJADOS

Fabricantes de ataúdes para jóvenes

Una vez, Jesús se encontró con el entierro de un muchacho. Según Lucas (7, 11 -17), era el hijo único de una madre viuda.  Compadecido, Jesús pidió a la madre: –No llores–. Y luego le dijo: ¡muchacho, levántate! Después, Jesús se lo entregó a su madre.

 Jesús se interesó tanto por la madre y el muchacho, que rompió la ley de la pureza ritual, tocando el ataúd.

 La maldad que se ha adueñado de nuestra sociedad, nos convierte en fabricantes de ataúdes para jóvenes.

 Lo sabemos: detrás de la violencia está la droga: los consumidores, los vendedores, los que se matan por un punto de venta, o arreglan cuentas con plomo aunque muera una inocente niña que cruzaba por ahí camino de su escuela. ¿Y detrás de la droga?

  Detrás de la droga está un mundo sin sentido ni horizonte, una vida familiar rota, o carcomida por el irrespeto y la violencia, hijas de la pobreza. En todos los puntos de droga se entrecruzan las hilos de vidas quemadas por la falta de padre, el hambre, el ron, el mal vivir bajo planchas de zinc, cruzando callejones,  reinos de las aguas negras, y las marañas gordianas de cables eléctricos tan ilegales como fiscales de la también enredada desidia oficial.

 Carecemos de creatividad y honestidad para premiar a todo el que genere puestos de trabajo, al que siembre y eduque. Los clavos y la madera de las cajas de muerto para jóvenes, los regalan los partidos con sus gastos incontrolables, las empresas con doble contabilidad y los congresistas que engavetan proyectos de progreso, mientras no los aceiten. 

 Jesús paró el llanto. Aquí siempre aparecerán los cuartos para una caja de muerto, tal vez un dirigente barrial la comprará y hasta prestará una guagua para llevar a los dolientes a llorar.

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