El domingo 24 de Septiembre, los católicos de República Dominicana veneraremos la memoria de Nuestra Señora de las Mercedes, patrona de la nación. Meditemos la obra de Dios en esta mujer, de quien nació “el Hijo de Dios” (Lucas 1,35). Esta advocación de las Mercedes está ligada a una Orden religiosa, los Mercedarios o Nolascos, de antigua raigambre en la Isla.
Como se sabe, desde el siglo VIII, el Islam y los cristianos españoles pasaron por muchas etapas, unas violentas, otra de fecundo intercambio cultural y científico. Entre muchas violencias, también se recurrió al secuestro de seres queridos para luego exigir un rico rescate. Como pasa todavía entre nosotros, los secuestrados poderosos tenían cómo hacer frente a esta situación, pero la suerte de los pobres o medianos capturados era triste. Muchas veces más nunca se sabía de ellos.
Desde el siglo XII, existían en España, hombres y mujeres que reunían recursos para comprar el rescate de los secuestrados por el Islam. En el siglo XIII, hacia el año 1234 San Pedro Nolasco (c. 1189 – c.1256) fundó los mercedarios dedicados a servir a los enfermos pobres y a reunir recursos para comprar la libertad de los cristianos en manos musulmanas. Los Mercedarios han dejado un ejemplo sublime en la historia de la humanidad, pues cuando los recursos no alcanzaban, ¡ellos mismos se ofrecían a tomar personalmente el lugar de los cautivos!
¿Cómo mejorará la vida en la República Dominicana? Que cada uno ocupe su lugar y pague con su persona para que nuestra tierra mejore. María habla poco en los Evangelios, pero ella estuvo al pie de la cruz cuando todos huían.
Necesitamos inversiones extranjeras y tecnología, pero nada puede sustituir el compromiso personal. Nos llaman a estar dispuestos, como los mercedarios y María, a poner nuestras vida detrás de nuestra palabra.