Hoy 
Para muchos, el cristianismo es una herencia cultural que todavía no han asumido conscientemente. Los bautizaron, pero no saben bien de dónde proviene esa fe que llevan puesta, como quien viste el traje de un hermano mayor: ¡le queda grande!
Todo esto que llamamos el cristianismo tiene su origen en un grupo de mujeres y de hombres que compartieron las andanzas de Jesús. Como lo recuerda Pedro en Hechos 10: 34, 37, 43, la cosa empezó en Galilea. Aunque Pedro y los demás amigos de Jesús huyeron la noche que Jesús cayó preso, ellos se definían así: nosotros somos testigos de todo lo que Él hizo en Judea y en Jerusalén. Lo mataron colgándolo de un madero.
Jesús habría sido otro justo más asesinado. Nuestra historia está llena de victorias de la maldad sobre gente buena. La fe cristiana se basa total y exclusivamente en este dato proclamado por los primeros testigos: Dios resucitó a Jesús.
El pueblo y las autoridades judías creían en Dios y los romanos adoraban con dedicación a sus divinidades. Ambos rechazaron a Jesús y sus planteamientos, tal y como lo hubiéramos hecho muchos de nosotros hoy en día. Lo condenaron a muerte como revoltoso y blasfemo de acuerdo a convicciones más valiosas. Descalificaron a Jesús. Resucitando a Jesús, Dios los descalificó a ellos junto con todas sus instituciones y razonamientos.
¿Qué transformó a aquellos discípulos cobardes en testigos valientes, capaces de firmar con su sangre la validez de su mensaje? Aquellas mujeres y hombres nos narran sencillamente cómo aquél mismo Jesús que habían matado colgándolo de un madero se había dejado ver por ellos. La expresión dejarse ver se había empleado en varios pasajes claves del Antiguo Testamento, para indicar los momentos en que Dios mismo les había salido al encuentro a Abrahán y Moisés. Estos encuentros con el crucificado, ahora viviente, habían transformado su cobardía en una audacia para proclamarlo juez de vivos y muertos.
Con la resurrección, Dios revela su adhesión total a Jesús y su mensaje. El Padre derrota a la muerte y la maldad que ella representa. Porque Dios lo resucitó, los cristianos creemos en el profeta de Nazaret como el único paradigma válido de la acción de Dios en la historia.
Viva y crea como Jesús y experimentará que hasta Dios mismo le apuesta a usted.
