DESDE LOS TEJADOS
¿Das un banquete? ¡Invita a pobres!

<STRONG>DESDE LOS TEJADOS<BR></STRONG>¿Das un banquete? ¡Invita a pobres!

Los países pobres se caracterizan porque a sus élites profesionales y económicas les resulta difícil y complicado solidarizarse con los sectores pobres. A la gente con recursos le resulta más fácil reservar un hotel en Moscú, que comprar el boleto de la rifa pro construcción del dispensario en la Ciénaga de los Guandules. Es como si entre el bienestar de los ricos y la miseria de los pobres se interpusiera “un gran abismo” (Lucas 16, 26).

En el Evangelio de hoy (Lucas 14, 1. 7 – 14) Jesús nos desafía: “cuando des una comida o un banquete, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado. Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos”.

Un banquete es un asunto serio. Se escoge el día, la hora, se hace una lista de invitados. Con mucho esmero se decora el lugar, se elabora el menú y se seleccionan las bebidas que se van a servir. Un banquete es un derroche de inteligencia, buen gusto, cordialidad, relaciones públicas y pericia en varias artes antiguas. A la puerta de un banquete nos reciben los anfitriones vistiendo sus mejores galas.

Jesús nos exhorta a invitar a los pobres a esa dimensión de nuestras vidas donde damos el banquete de nuestra excelencia.

Los que contamos con saberes y recursos estamos llamados a usar lo más refinado de nuestra inteligencia y destrezas y ser los anfitriones del banquete para los que jamás podrán pagarnos.      

Tus saberes, recursos, relaciones  y habilidades son un verdadero banquete de excelencias.  ¡Invita a los pobres!

¿Por dónde empezar? Empieza humildemente, por ponerte a las órdenes de los que ahora mismo ya están ayudando a los pobres,  “hazte pequeño” (Eclesiástico 3, 18).

Estudia los bellísimos esfuerzos que ya existen en República Dominicana y anótate en aquél que más te convenza.

Nuestra pobreza no será derrotada con migajas de tiempo y recursos, ni con sobras recalentadas.

El padre Vélaz (1910 – 1985), fundador de Fe y Alegría, proyecto de educación integral popular,  nos sigue aleccionando: “La educación de Fe y Alegría no puede ser «una pobre educación para los pobres», sino que tiene que ser una educación de calidad, «la mejor educación para los más pobres»”.

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