Desde los tejados
La fe de la extranjera

<STRONG>Desde los tejados<BR></STRONG>La fe de la extranjera

Todo ser humano vive en unas coordenadas históricas y es afectado por el talante de la colectividad con la que interactúa. Jesús de Nazaret, hijo de Dios hecho hombre, adquirió sin maldad y como por ósmosis, los prejuicios del medio cultural en el cual creció.

En Mateo 15, 21 – 28, Jesús interactúa con una mujer cananea, es decir, una mujer del territorio cerca de Tiro y Sidón, más allá de las fronteras de Israel.  La mujer, pedía ayuda a gritos para su hija enferma. Jesús no le hacía caso, pero tanto gritó que los discípulos le rogaron: “Atiéndela, que viene detrás gritando”.  Jesús les respondió “sólo me han enviado a las ovejas descarriadas de Israel”. Pero la mujer, los alcanzó y postrada a sus pies le pidió ayuda. La respuesta de Jesús nos choca: “No está bien echar a los perros el pan de los hijos”. Pero la mujer, le hizo ver que “también los perros se comen las migajas que caen de la mesa de los amos.” Jesús se rindió: “Mujer, ¡qué grande es tu fe, que se cumpla lo que deseas”.

¿Le hará daño a la identidad nacional dominicana y a nuestra humanidad, si desmontando prejuicios ancestrales, herederos de violencias y tragedias, se reconocen las virtudes de los extranjeros radicados entre nosotros? Españoles y árabes han progresado aquí, por su tezón, ahorro y planificación. Los haitianos pueden mandar dinero para sus familiares en Haití, porque la madrugada los encuentra con varias líneas de blocks bien puestos y engañan su hambre para ahorrar unos chelitos, mientras sus suspiros, cruzan volando el Masacre, con el sol y las garzas, para dormir en Haití.

Motivada por el cariño hacia su hija enferma, la cananea cruzó a través de los prejuicios culturales de Jesús.

“En la raíz de la pobreza de tantos pueblos se hallan también formas diversas de indigencia cultural y de derechos culturales no reconocidos. El compromiso por la educación y la formación de la persona constituye, en todo momento, la primera solicitud de la acción social de los cristianos.” (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, No. 557).

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