Nuestra conducta obligada ante una luz verde, ilustra un aspecto importante de nuestra  vida nacional. Una luz verde significa: “prosiga, usted tiene el derecho de vía”. Pero aquí, la luz verde, va significando: disminuya su velocidad e interprete qué harán los otros choferes, los que miran una luz roja, porque, ¡usted no sabe si la respetarán! Con frecuencia, ante una luz verde, nos detenemos porque vemos que el chofer del camión, al cual la luz roja le conmina, ¡no siga!, entiende que el “no” de la luz roja es un “sí” a seguir su marcha, muera quien muera. Luz verde entre nosotros, significa la luz para “ver-de qué lado viene el loco”.

En la familia, la calle y la sociedad, padecemos un liderazgo complaciente que pareciera decir sí a todo. Se le dijo sí a varias carreteras que nunca han existido. Hay jóvenes que dijeron sí a una carrera, pero nunca renunciaron a la chercha que la imposibilita. Vemos padres que aspiran a formar hijos serios, pero ellos mismos son irresponsables. Queremos que los inversionistas digan sí a RD., pero no hay reglas claras.

Pretendemos decirle no a la corrupción, pero no implementamos la transparencia. Se aprueba un sí al 4 % del PIB para la educación, pero la ley no se cumple o se legisla su incumplimiento. Queremos una inmigración ordenada, pero no se organiza la Frontera. Queremos un tránsito apegado a la ley, pero no se castiga a los transgresores.

En el Evangelio de hoy, Mateo 5, 17 – 37, Jesús nos regala todo un programa de vida: “Cuando digan sí,  sea un sí, y cuando no, un no; lo que pasa de ahí, es cosa del Malo” (Mateo 5, 17).