Desde los tejados
Pedro reconoció a Jesús como Mesías

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Mientras Jesús predicaba, andando de un lado para otro, preguntó a sus discípulos: “¿quién dicen ustedes que soy yo?”.  Simón Pedro, cuyo liderazgo era reconocido hasta por Jesús respondió: – “Tú eres el  Mesías, el Hijo de Dios vivo”.

Con 2000  años de cristianismo en las costillas, nos resulta difícil captar el atrevimiento de Pedro, quien reconoció al Mesías esperado en aquel galileo sencillo,  compasivo, cercano a personas de mala vida, predicador ambulante,  crítico sereno y acervo de la ley, del templo y su personal, del sacralizado y abusivo poder romano. Pedro  lo confesó: “¡Jesús de Nazaret es el Mesías! Y Pedro reconoció una relación filial entre el Mesías y el Dios vivo.

Jesús aceptó ese pronunciamiento de Pedro como algo que no se “lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo,” y elaborando sobre el nombre de Pedro, le llamó “piedra sobre la que edificaría su Iglesia”.

Pedro fue constituido “piedra” por Jesús, para que confirmase la fe de los hermanos y reconociesen en Jesús, al Mesías y al Hijo de Dios. Los católicos consideramos a nuestro Papa como un “sucesor de Pedro” en esta tarea que Jesús le confió. El Vaticano II reconoce al Papa como “el principio y fundamento perpetuo y visible así de los obispos como de la multitud de los fieles” (Lumen Pentium, 23).

El Papa y el Colegio de los Obispos nos prestan un gran servicio al enseñarnos que solamente Jesús es el Mesías y el Hijo de Dios. Este servicio libera nuestra mente para discutir y ponderar a las demás personas y sus propuestas.  Pedro y sucesores nos han librado de sacralizar a nuestros  partidos, ideas,  líderes, empresas o intereses. Fuera del Mesías, todo es criticable, incluso el mismo Pedro, como se verá el próximo domingo.

El desempeño de Jesús como Mesías e Hijo de Dios orienta certeramente nuestro quehacer en la sociedad. Al igual que el Mesías, nos toca tomar en serio la situación de los pobres,  transformar con amor la maldad humana y dar vida con su perdón y su Buena Noticia.

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