DESDE LOS TEJADOS
Su nombre será varona

<STRONG>DESDE LOS TEJADOS<BR></STRONG>Su nombre será varona

El capítulo 2 del libro del Génesis es un correctivo genial para machismos tropicales. En ese pasaje, el hombre aprende que la mujer es una “ayuda” para enfrentar su soledad, que sólo Dios plenifica con el cara a cara de la vida eterna. El hombre aparece como el que domina sobre los seres vivientes, poniéndoles nombre, pero entre las bestias y las aves no hay ninguna que le ayude a remediar su soledad.

De una parte, Génesis presenta a la mujer no como hechura del hombre, sino de Dios; por otro lado,  para que se vea que es tan humana como el hombre, el relato coloca el origen de la mujer en lo de adentro del hombre,  y su extracción le produce una herida que sólo Dios cicatriza.

Luego, el Señor trabaja a la mujer Él mismo, con sus propias manos y se la presenta al hombre. El encuentro lleva al hombre antes que nada a la admiración. Reconoce que es “hueso de mis huesos y carne de mi carne”, es decir, tan humana como él. Y luego le pondrá un nombre: “varona”. Con fina astucia, Génesis pone al varón sorprendido a usar exactamente su mismo nombre en femenino para nombrar a aquella que jamás podrá atrapar con su actuar, fue Dios quien la talló; ni con sus clasificaciones dominantes, pues no la puede nombrar sin nombrarse y ponerse en juego él mismo: “su nombre será varón + a”.

A pesar de su patriarcalismo, Génesis  reconoce que la relación entre el hombre y la mujer necesita un espacio propio para vivir su unión, sin limitaciones de ninguna especie, incluyendo los vínculos familiares: “por eso dejará el hombre a su padre y su madre y se unirá a su mujer.”

Jesús de Nazaret no inventó el matrimonio, pero se atrevió a reconocerle una dimensión divina. En cualquier pareja enamorada, nosotros alcanzamos a ver a un hombre y una mujer que se aman, construyendo un proyecto de vida, cada uno dejando atrás la familia propia.

Jesús nos pone a mirar más profundo, donde nosotros sólo vemos el cariño y la ternura de los novios, de los esposos, Jesús se atreve a reconocer: “lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”.

Matrimonio es alianza; proyecto humano, proyecto de Dios.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas