Desde los tejados
Tres tiendas o bajar a Jerusalén

<STRONG>Desde los tejados<BR></STRONG>Tres tiendas o bajar a Jerusalén

En el pasaje de Marcos 9, 2-10, el evangelista refiere cómo “Jesús se llevó a Pedro, Santiago y Juan” a una montaña alta y se transfiguró delante de ellos.

Viendo a Elías y Moisés conversando con Jesús en lo alto de la montaña, Pedro exclamó: “Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías”. Moisés era el gran legislador y mediador de la antigua alianza. Elías, el mayor de los profetas. ¿A quién no le gustaría ver a Jesús recibiendo el reconocimiento de Moisés y de Elías?

Pero de pronto, todo cambia: los envuelve una nube como en los encuentros cruciales con Dios en el Antiguo Testamento y se oye una voz: “Este es mi Hijo amado: escuchadlo”. Luego ya no vieron a más nadie, sólo a Jesús con ellos. Dios se valió de Moisés y de Elías para su designio, pero ahora su voz indica a quién hay que escuchar con exclusividad: ¡a Jesús, su Hijo!

Jesús pone ahora a sus tres discípulos a bajar la montaña hacia la ciudad de Jerusalén. Allí les espera el conflicto con la religión oficial apuntalada por el templo. Sobre el futuro cae la sombra del rechazo que pudiera terminar en una muerte violenta.

Caminando la Cuaresma junto a Jesús, vamos a discernir cuánta verdad hay en nuestros compromisos.

Nuestra fe se parece a la de Pedro en lo alto de la montaña: nos instalamos en lo  conocido, y allí nos hemos quedado.

Este domingo podemos discernir si nuestro cristianismo es un cristianismo instalado en la seguridad de lo alto de la montaña, donde hemos fabricado las “tres tiendas” o si nos atrevemos a bajar con Jesús a Jerusalén, la ciudad de la inseguridad, el conflicto y los desafíos.

En su Mensaje con motivo del 27 de febrero del 2009, nuestros obispos dominicanos nos llaman “a la conversión, a un cambio de mente y corazón, y a luchar unidos contra los males que nos aquejan y a trabajar sin desmayo para construir una República Dominicana solidaria y fraterna, donde se viva la justicia, el amor y la paz”.

Dejemos la seguridad confortable en lo alto de la montaña, bajemos a la ciudad a construir una sociedad solidaria y fraterna.

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