Desde los tejados
Un largo trecho: de Jonás a Jesús

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Con las lecturas de hoy, comprendemos mejor quién es Dios, cuál es su disposición hacia nosotros y cómo nos toca corresponderle. El capítulo tercero de la bellísima historieta del profeta Jonás, de autor desconocido, nos coloca en Nínive.

Durante siglos, Nínive simbolizó la opresión soberbia y criminal de los asirios, uno de los imperios más sanguinarios de la antigüedad. Cuando Nínive cayó derrotada por los babilonios en el 612 a.C., en muchas ciudades el pueblo se tiró a las calles a celebrar.

Al principio del libro, Jonás no acepta el llamado de Dios. Teme ir a la cruel Nínive para amenazarla. Luego de varias peripecias, que incluyen vivir dentro de un pez, Jonás acepta la misión que Dios le había encargado y entra en Nínive con una amenaza: “Dentro de cuarenta días Nínive será destruida”. Los ninivitas creyeron en Dios e hicieron penitencia por su mala vida. Dios vio sus obras y se “arrepintió de la catástrofe con que había amenazado a Nínive y no la ejecutó”.

El Evangelio de Marcos 1, 14 – 20, nos sitúa en Galilea, luego del arresto de Juan, el Bautista. Jesús proclama la Buena Noticia de Dios: “Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: conviértanse y crean en el Evangelio”. Inmediatamente comienza a llamar a unos pescadores: “Vengan conmigo y yo los haré pescadores de hombres. La respuesta fue: “inmediatamente dejaron las redes y le siguieron.” Lo que en Jonás era amenaza, en Jesús es Buena Noticia. El plazo cumplido es el tiempo de Dios y por eso llega Jesús.

La llamada sigue siendo a la conversión, un voltearse, un cambio de mentalidad,  de nuestras alianzas e intereses para creer en la Buena Noticia. Con Jesús, aprendemos que Dios siempre se adelanta y no espera nuestra conversión para acercarse, estableciendo su dominio, su Reino, como Buena Noticia. En Jesús, Dios se revela cercano y ¡ya de parte nuestra! Convertirse siempre será responderle a un Dios dichosamente cercano.

Jonás empezó y terminó actuando en solitario. Pero Jesús, desde el comienzo de su actividad, asocia a otros y otras. Desde Jesús, la Buena Noticia se anuncia en comunidad. Quien cree en Él, se le asocia para participar en su misión evangelizadora. Una comunidad creyente reunida es ella misma misionera y Buena Noticia.

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