Desde los tejados
Un liderazgo para la verdad

<STRONG>Desde los tejados<BR></STRONG>Un liderazgo para la verdad

Los años se nos van cada vez más rápidamente. ¿Qué quedará de nosotros y de nuestros esfuerzos? Cristo, Rey universal, pone a latir nuestros corazones apresuradamente con este mensaje: a la larga, lo que quedará es el dominio de Dios nuestro Señor “su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin” (Daniel 7, 13 – 14). Los años pasan, pero la verdad del Señor permanece firme, podemos afincarnos en ella.

Ahora, en noviembre, mes en que la vida y el cañengo 2009 se aceleran, la Iglesia nos regala el Salmo 92, para recordarnos, que el poder es el traje de Dios. Que el proyecto de Dios está “firme y no vacila”, que Dios es “eterno,” que sus “mandatos son fieles y seguros”, que la causa del Señor estará vigente “por días sin término”.

Se acaba el año y cruzaremos hacia el 2010 con un macuto a la espalda de asuntos no resueltos y cuestiones que nadie ha aclarado. Nos hemos acostumbrado tanto al reino de la mentira y de la apariencia, que acabamos por creer que para ser líder lo que cuenta es cultivar una imagen, adoptar poses estudiadas y escogidas en laboratorios, repetir como cotorras consignas que venden.   En el Evangelio de hoy (Juan 18, 33 – 37), Jesús se presenta como “testigo de la verdad”.

La Iglesia nos invita a creer y trabajar por la verdad. En nombre de la verdad, el acusado Jesús confronta a Pilato, juez tramposo e interesado. Pilato lo proclama rey y Jesús le pregunta, “¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?”. Pilato está tan acostumbrado a decir lo que le puede ganar ventajas, ¡que ya ni sabe lo  que piensa él mismo! Jesús lo invita a preguntarse por sus convicciones más hondas.

Es hora de preguntarnos, con la urgencia de quien sabe que el tiempo se le va acabando: ¿qué creemos en lo profundo del corazón? ¿Buscamos la verdad aunque ésta nos duela?  Jesús nos asegura en el Evangelio, “todo el que es de la verdad escucha mi voz”.  El reino y el proyecto de Jesús no buscan calificarse entre los poderes y señores de este mundo y, sin embargo,  lo definitivo, empieza y  termina con Jesús, Él es el alfa y la omega.

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