Desde Madrid… solo  indignados, no basta

Desde Madrid… solo  indignados, no basta

Madrid, como cada verano, se llena de turistas, de isleños, de los del interior también porque a la verdad Madrid vale más que una vuelta: ciudad inteligente, culta, solidaria desde sus semáforos, a sus líneas de cebra, sus parques y sus paseos,  muchas cosas encantan, ni hablar de  sus museos. El  del Prado muestra sus tesoros flamencos, el Greco, Goya con sus fantasmas y su compromiso con su pueblo, como en esa fresca del 2 de mayo que fascina y aterroriza todavía.

El museo de la Reina Sofia presenta entre otras cosas la retrospectiva de una exuberante y genial japonesa, única mujer en el mundo neoyorquino de los 60, hoy recluida,  Yayoi Kusama (Matsumoto, Japón 1929) nos lleva  a su mundo, inquietante, del infinito. El Guernica de Picasso despierta siempre la misma emoción, acompañado de un corto- metraje de Buñuel, hacen que la Guerra de España vuelva como una obsesiva idea de lo que pudo ser. Dalí, Miró, Gris y más discípulos acompañan el Guernica, todos republicanos, pusieron su arte al servicio de una idea.

 España en este mayo despertó viejos sueños y viejas ilusiones: algo de mayo 68 irradia la ciudad, Plaza del Sol acampan cientos de jóvenes y no, que son en realidad miles y miles, de parados, de los que nunca iniciaron una carrera, de desalojados por la especulación inmobiliaria,  los que inmigraron con un sueño y como siempre de los que nunca sabrán quienes son y para qué… son los acampados, población colorida, semi hippies y no; artistas, anónimos pero con un punto en común: asqueados, hartos, en rebeldía con sus políticos, todos, los que pasaron y los que faltan por venir: la social democracia hizo lo de siempre y la derecha con el viento en pompa hará lo que más sabe hacer: pobres.

Por eso, los llamados  acampados  dan la sensación de no saber hacia dónde van,  como en el Mayo de París paren ideas, incluso poéticas, crearon comisiones como en la Comuna de París, deliberan, son democráticos, pero ya levantan el campamento.

Se aproximan las elecciones y el panorama no pinta nada bueno; Europa entera vacila,  hacia el camino complicado de donde tendrá que devolverse.

Al lado de la Plaza del Sol, una exposición de urbanismo y arquitectura de la ex-Unión Soviética, 1916-1935, un mundo donde las ideas volaron como la esperanza infinita de una generación.

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