Opera -4-
En la segunda mitad del siglo XVIII surge el Clasicismo, que marca la transición de la Edad Moderna a la Contemporánea. Este es uno de los períodos más importantes para el género operístico, ya que se eliminan los excesos del Barroco, se tiende más a la naturalidad y con esto se acerca el argumento al público. El compositor Christoph Willibald Gluck, uno de los más importantes músicos del siglo XVIII, propicia una verdadera revolución en el teatro musical. Inspirado en la antigua Grecia, introduce el uso de la batuta y da al coro una importancia no acostumbrada entonces, pues sustituye el aria da capo de la escuela napolitana, por sencillas estrofas. Sus reformas cambian el rumbo de la ópera, procuran la fusión de palabra y música, la síntesis de las artes, ideal que no llegó a materializarse plenamente hasta Wagner, al que en parte Gluck se adelanta. Sus óperas más importantes son: Alceste, Armida y Orfeo y Eurídice. Su primera ópera adaptada al gusto francés fue Ifigenia en Aulide -1774-, a partir de aquí domina la escena francesa por más de una década. Surgen dos corrientes, los partidarios del estilo francés reformado por Gluck, y los del italiano, encarnado por Piccinni.