He recibido de manos de Basilio Belliard el libro Soberanía de la pasión, extraordinario compendio de ensayos literarios, muchos de ellos publicados en periódicos y revistas. Hablar de este intelectual es hablar de cultura, en su más alta acepción. Su poesía, hermosa y sugerente, es parte entrañable de su producción literaria, omnipresente en sus narraciones y ensayos de poética prosa, aunque nunca exentos del Élan vital de una buena pasión. Volver a leer algunos de sus artículos en este apreciado volumen, con la objetividad que nos proporciona el paso del tiempo, es descubrir lo acertado de sus críticas, lo sustancial de sus ensayos, descubrir un alma noble que trasciende al comentar la obra de un amigo. En su artículo Laude a Enriquillo Sánchez Mulet, evoca ese bien intangible y sentido: la amistad. Cuando un amigo se va para siempre uno piensa en el sentido y la ética de la amistad, en la duda de si es mejor no tener amigos, pues al partir estos hacia la muerte, se queda uno con el dolor de su ausencia.