«Desde tu palco de sombra siempre te amaré»

«Desde tu palco de sombra siempre te amaré»

ANA MARÍA VELÁZQUEZ MATOS
El día lunes 25 de julio del 2005, mi querido y amado Padre partió de este mundo. Este golpe, que fue totalmente inesperado, nos hundió de manera abrumadora tanto a mí como a mi familia; él fue la cabeza y el centro de todos nosotros, el mejor de los padres, a quien le debemos mucho más que la mera existencia; le debemos su ejemplo de inspiración noble; nada de lo que hiciera seria hecho sin fe y como un verdadero hombre, levantando con toda sus fuerzas y con toda disposición, a través del bien y del infortunio, aún batallando hacia adelante, de forma incontenible, avanzando de manera inevitable a través de todo obstáculo, hacia un eterno centro de todo cual fuese correcto y de nobleza.

La fuerza dada a mi padre, la que él honorablemente utilizaba en hacer el bien de hombre y sus esfuerzos incesantes por su país y por su familia, los cuales nos queda para hacer de nuestro devenir uno en calma. Me regocijo e haber tenido tal Padre, quien desde temprana edad fue un ejemplo para mi; un alma brava y hermosa, quien hizo de la tierra a su alrededor un lugar más noble y algo más divino: «Bendecidos son los que mueren en el Señor. Esos descansan de sus obras, y éstas les siguen». Si sus obras le siguen y sus muertes no son victorias sobre su ser: él muere pero su obra vive, verdaderamente vive. Quizás mi Padre, todo aquello que fue esencialmente mi Padre está aún ahora cerca de mí, conmigo.

Aprendamos pues de él; de su sabiduría y de su apegado valor-nunca un fanfarrón, valor artificial sino más bien en el sentido de lo correcto y resistencia a lo incorrecto. Su honestidad y convicción brillaron en sus claros y expresivos ojos; una sinceridad que obligaba a la creencia y a la consideración. Es un aliento eterno y compromiso de la victoria de todos los corazones bravos y genuinos; fue terror y escarmiento de las engreídas y tristes distorsiones de nuestra vida pública. El no era de ayudar al depravado luego de que éste cometiera su propia insensatez. No obstante, la pasión nunca le dominó ni le enloqueció sino más bien le inspiraba ir a lo más profundo con renovada vehemencia, y con un énfasis en la sabiduría aún más penetrante. Los corazones no deben ser enfrentados el uno contra el oro, sino más bien unidos el uno con el otro, y todos contra el mal solamente. El alma de los hombres debe ser dejada en paz para ver claramente, no ser envenenadas y manipuladas, cegadas y retorcidas por la venganza, aborrecimiento mutuo, ambiciones baratas y demás. El caminó por esta luz, eligiendo su propio camino, colocando a la prudencia junto sus maravillosas habilidades y masculinidad, nunca saliéndose de su camino. El supo enseñar e inculcar de manera impresionante hasta el final todo esto tanto en acciones como en palabras; por más de cuarenta años el fue guía irremplazable de nuestra nación; es como si una época se cerrara para nuestro país y esta noche «brilla una estrella menos en los cielos».

Pero no lamentemos el que las fuerzas de mi Padre se hayan gastado, que su valor no esté ya más en pie de guerra. ¿No habrá alcanzado él la victoria? Me permito más bien imitarle; que su valiente corazón lata de nuevo en mí, que cuando amenacen de manera injusta la opresión y la oposición, yo también pueda levantarme con su espíritu para afrontarlos y subyugarlos. Gracias a Dios que conozco y he conocido lo que es amar a un Padre y ser la hija de tal Padre. Que Dios me permita vivir bajo el honor de mi Padre y que podamos estar juntos en perfecta santidad, en perfecto amor y en perfecta paz. Que Dios reconforte a mi madre y nos proteja a todos. Amén.

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