HYANNIS PORT. Lo que una vez fueron trozos de la casa de John F. Kennedy ahora son obras de arte.
Láminas de piso, cristales de ventanas, tejas, dispositivos eléctricos, papel tapiz descolorido, clavos oxidados y hasta un gancho de metal que una vez sostuvo un balancín de jardín están entre los artículos ordinarios salvados durante una remodelación de la casa de JFK en Cape Cod, transformados por artistas locales en obras de técnicas mixtas inspiradas por el asesinato del expresidente nacido hace 100 años este mes.
Cuando no estaban en Washington, JFK, Jacqueline Kennedy y sus dos hijos pequeños residieron en la casa de tablillas de nueve habitaciones con hermosas vistas al mar, de 1958 hasta su muerte en 1963.
Conocida como la “Casa del Presidente”, es una de tres casas que comprenden la propiedad de Kennedy en Hyannis Port, donde la familia solía reunirse a pasar tardes caminando en la playa, navegando, jugando fútbol americano o compartiendo su dolor en tiempos de tragedia.
La casa con el tiempo cayó en el abandono, lo que llevó a sus actuales dueños, Ted Kennedy Jr. y su esposa Kiki, a realizar una gran remodelación estructural en el 2011. Al ir rasgando la casa, el diseñador y constructor Mark Grenier se dio cuenta de que no se trataba de un trabajo común.
“Se me hizo difícil tirar estas piezas de historia a la basura”, dijo.
En un remolque depósito colocado detrás de la residencia, Grenier comenzó a salvar incontables objetos que por lo general serían descartados como desecho de una construcción. Y surgió un plan para preservar y dar nuevo uso a los materiales.
“La idea era aprovechar la extensa comunidad artística de Cape Cod”, dijo John Allen, director ejecutivo del Museo John F. Kennedy en Hyannis, a poco más de 3 kilómetros (2 millas) de la propiedad.
Un artista, Richard Neal, pasó un tiempo considerable pensando cómo usar los materiales.
“Me tomó un tiempo asimilar que estos eran artefactos de los Kennedy”, dijo Neal, quien tenía 8 años cuando murió el presidente. “Quise a los Kennedy y los extrañaba. Ver sus objetos fue muy emotivo para mí“.
Con un viejo cristal de ventana, estantes de cocina y una biblioteca del cuarto de John F. Kennedy Jr., Neal creó “Jack” y “Jackie”, retratos del difunto mandatario y de la primera dama vistos a través de unas ventanas, ella con una sonrisa cálida, él en una pose pensativa.
“Me gustaría pensar que ambos están mirando al futuro que ellos realmente veían brillante para nuestro país”, dijo Neal.
Develadas recientemente, las obras se exhibirán en varios puntos de Cape Cod, para luego ser subastadas en agosto en una venta cuyas ganancias irán a otra renovación: la del museo.
Las piezas incluyen un águila americana puesta contra una bandera estadounidense que el maestro retirado de escuela secundaria Carl Lopes creó parcialmente con tejas y conductos de aluminio para techo. Matthew Emery diseñó un marco usando papel tapiz del tocador de Jackie Kennedy.
Los artistas tuvieron libertad de usar otros materiales, además de los de la casa. Donna Mahan, por ejemplo, usó conchas marinas de una playa cercana en una obra de técnica mixta que simboliza el amor de JFK por el océano.
Para ella, la experiencia no fue solo emocional, sino también espiritual.
“Crecí en una época en que irlandés y católico iban juntos”, dijo. “El hecho de que Kennedy fue el primer presidente católico fue muy significativo para mi familia”.
A Mahan se le ocurrió pegar dos clavos oxidados a un trozo de madera para formar una cruz.
Cape Abilities, una organización que emplea a personas con discapacidades, está ayudando a hacer más de estas cruces para venderlas al público general. Además de ser patrocinadores del arte, los Kennedy fueron defensores de los discapacitados, señaló Mahan.
En un comunicado, Ted Kennedy Jr., un senador estatal de Connecticut e hijo del difunto senador de Massachusetts Edward Kennedy, y su esposa Kiki, se expresaron muy contentos por la sociedad con los artistas.
Para muchos en Cape Cod, el presidente fue tanto un vecino como un ícono de la política, dijo Allen, explicando por qué se mantienen los fuertes lazos allí, más de medio siglo después de la muerte de JFK.
“De muchas maneras”, dijo Allen, “él todavía tiene 46 años”.