Indiferencias y desentendimientos de autoridades están abonando desesperación ciudadana. Todavía enfrentando consecuencias del fenómeno atmosférico #22, dos episodios de tráfico en la semana consolidan nuestro liderazgo mundial de muertes provocadas por accidentes.
Nos estamos acostumbrando a vivir entre calamidades y tragedias, lo cual amerita reflexionar profundamente sus causas y consecuencias por víctimas mortales y destrucción de nuestros establecimientos humanos que están provocando. Pudiera atribuirse a la degradación social y estado de injusticias imperantes y al desentendimiento de nuestras instancias responsables de encararlos adecuadamente.
La negligencia en autoridades, la mayoría actuando con criterios politiqueros presentes y futuros al desempeñar sus roles, las lleva al pecado de omisión de no tomar decisiones ni emprender acciones preventivas requeridas.
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Ciertamente hay degradación en nuestra población influenciada al estar regidos por esa politiquería irresponsable. Esto, junto a las penurias económicas, induce a un comportamiento ciudadano caracterizado por una especie de “sálvense quien pueda”.
Obviamente esa degradación está alimentada por carencia de valores morales reflejada en comportamientos desordenados y falta de solidaridad. Es impostergable examinar profundamente estos comportamientos y en que medida están determinados por falta de normativas para organizar la vida ciudadana o, si existieran, si no se cumplen por negligencia de unas autoridades concentradas en espectáculos y en preservación de privilegios; incluyendo opositores que toleran esa espectacularidad y canonjías esperanzados en disfrutarlas en caso de alcanzar el poder.
Hay que examinar esas causas y consecuencia para no terminar siendo arropados por calamidades y tragedias, sobre todo teniendo en agenda situaciones gravemente provocadoras.
Es el caso de situación haitiana donde por desenfoques y desentendimiento de autoridades están provocando empoderamientos ciudadanos en ambos lados fronterizos que pudiera desembocar en tragedias enormemente calamitosas.
Y de una economía desacelerándose, con inflación alimentaria e informalidad laboral, que pudiera originar detonaciones sociales. Agravado por una fiscalidad endémicamente deficitaria: A pesar de recaudaciones crecientes, gastos corrientes, constituyendo 87% del total, la consumen íntegramente; incrementando endeudamiento en US$26.5milmillones–US$21millones diarios-en últimos 13 trimestres.
¡Abordemos nuestros problemas para no caer víctima de la desesperación ciudadana!