POR YLUMINADA PEREZ
CABRERA. El cadáver de una joven a quien se le había dado sepultura en el cementerio municipal de aquí, fue desenterrado por sus familiares cinco horas después del entierro, al presumirse que se mantenía con vida.

Eronely Acevedo Villar, de 20 años de edad, falleció en la  tarde del pasado jueves en el hospital   Antonio Yapor Heded, de Nagua, según acta de defunción firmada por la doctora Yamilka Mariano. Se diagnosticó que expiró a consecuencia de cardiopatía-citoacidosis diabética.

El velatorio se había efectuado en la funeraria municipal de esta ciudad.

La joven residía en la comunidad La Llanada, de este municipio.

La presunción de que Acevedo Villar vivía surgió luego de que familiares y amigos comentaron que su cuerpo permanecía blando y sudada,  y no presentaba frialdad. Fue entonces cuando decidieron sacarlo del panteón donde se le dio sepultura.

Trasladaron entonces el cuerpo inerte al hospital de Nagua, ratificando los médicos que realmente la joven estaba muerta.

Los parientes se resistieron a creer tal diagnóstico y decidieron llevarla a un centro de hechicería, en la comunidad de “El Catey” de Sánchez, donde un curandero le aseguró de que estaba poseída y que su alma  estaba vendida en Haití.

Cientos de curiosos se aglomeraron en la parte frontal del cementerio municipal de aquí, donde de nuevo se le dio sepultura.

Circularon versiones de que los familiares estaban a la espera de que un curandero de nacionalidad haitiana de nombre  Jan Jackson le diera seguimiento al trabajo iniciado en  la comunidad “El Catey”, pero el síndico Jorge Caboli ordenó a la Policía retirar los curiosos que se encontraban en los alrededores del camposanto.

El edil dijo que no iba a permitir que en su municipio se practicaran acciones reñidas con  las costumbres de la población.