Deseos para el Nuevo Año

Deseos para el Nuevo Año

DANILO CRUZ PICHARDO
El deseo número uno para este año 2005 es que la violencia y la delincuencia sean erradicadas (¡es mucho aspirar, tomando en cuenta los niveles alcanzados!) o por lo menos reducida significativamente, de manera que la ciudadanía se sienta en un país seguro. Como en otras entregas he sostenido que una cosa va relacionada a la otra, es necesario combatir el narcotráfico con todos los medios disponibles, naturalmente en el marco de los canones legales. También hay que empezar a sancionar ejemplarmente la corrupción en los sectores público y privado. La sociedad dominicana está cansada de impunidad.

Todos esperamos que en el año 2005 haya estabilidad en las diferentes variables macroeconómicas, empezando por las tasas de cambio y de inflación. Y que también la tasa de interés bancaria baje, para de esa forma estimular nuevas inversiones y motorizar el comercio en sentido general. Así se dinamiza la economía nacional.

Los servidores públicos están a la espera del aumento salarial del 30 por ciento (¡que es bajo, pero eso es lo que hay!) y que se haga en una sola partida y desde el mismo mes de enero, como forma de compensar parcialmente los altos niveles inflacionarios que afectaron, sobre todo, a las clases de menos recursos económicos.

Las autoridades gubernamentales tienen que enfrentar la especulación en aquellos comerciantes que, con el dólar al 30 por uno, tienen precios similares a cuando la moneda norteamericana estaba encampanada al 40 y pico y al 50. Eso no se puede permitir, además, el consumidor merece protección.

El gobierno procura una rápida firma con el Fondo Monetario Internacional, para de esa forma tener acceso a recursos frescos, pero la población espera que las repercusiones sean lo menos traumáticas posibles, que no haya nuevos impuestos, gravámenes ni ajustes en los precios de bienes y servicios, porque ya de esas cosas estamos cansados.

Es aconsejable que las autoridades procuren en el exterior (y aquí mismo también) nuevas inversiones, que produzcan fuentes de empleo.

Sería un gran alivio para la economía del país que bajen los precios del petróleo en el mercado internacional, porque es una forma de quitar presión a la tasa de cambio, bajan los carburantes y también bajan los precios de bienes y servicios que se ofrecen en el mercado local. ¡Que Dios me oiga!

De esa misma forma, sería saludable que empiece a resolverse el problema eléctrico, con las inversiones que demanda ese sector y sin políticas de parches, que es lo que se ha hecho en el país gobierno tras gobierno. La solución a ese problema conlleva tiempo, pero hay que empezar a tomar las medidas necesarias.

Con la eliminación del 25 por ciento de impuesto a las importaciones del sirope de maíz todo parece indicar que lo que va es la ratificación del Tratado de Libre Comercio de República Dominicana con los Estados Unidos. Ojalá y resulte beneficioso para el país como anuncian algunos. Por lo menos se evita una estampida de las zonas francas. Pero no se puede pasar por alto las compensaciones que requieren los productores nacionales, sobre manera los agropecuarios.

En la segunda mitad del año 2005 empiezan a celebrarse las elecciones primarias de los partidos políticos. Ahora hay una ley que regulariza esas consultas internas, pero la misma carece de consenso, las opiniones a favor y en contra están divididas en partes iguales. Así no se puede aplicar una ley, por lo que hay que proceder a su rápida revisión.

Que en este año 2005 no mueran más dominicanos en el Mar Caribe, al zozobrar las frágiles embarcaciones que abordan para intentar llegar a Puerto Rico, huyéndoles a la miseria y al hambre de la República Dominicana.

Yo espero en Dios que la recuperación y el progreso económico, anunciados por el presidente Fernández, sean una realidad para todos los dominicanos y no sólo para los miembros de la cúpula del Partido de la Liberación Dominicana.

Empezando el año la Suprema Corte de Justicia debía de emitir una sentencia justa sobre la problemática del PRD. Que se ratifiquen a las auténticas autoridades de esa organización política, empezando por su legítimo presidente, el licenciado Hatuey De Camps.

La composición de la Junta Central Electoral no es equitativa, en término de representación de los diferentes sectores políticos del país. Lo aconsejable, aunque dentro de un marco legal, sería una recomposición satisfactoria antes de la celebración de otro evento electoral.

Que no se produzca, en el ámbito internacional, ningún atentado terrorista que dañe vidas humanas y cosas materiales. Esas tragedias repercuten negativamente sobre el país. Aparte del aspecto humano, se producen alzas en la tarifa del crudo, afectan el flujo turístico y el recibo de remesas.

Y al margen de lo político y económico también sería muy bueno que los peloteros dominicanos de las Grandes Ligas de Estados Unidos vuelvan a imponer su clase. Y elevar por las nubes el buen nombre de la República Dominicana.

Para el año 2005 deseo muchas cosas buenas para el mundo, pero de forma especial para este terruño que lleva por nombre República Dominicana.

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