Un estudio de la organización Projuventud revela que  más de la cuarta parte de los jóvenes universitarios abandonan sus estudios por causas relacionadas con su situación económica.

Este indicador es muy preocupante, si se toma en cuenta que el índice de deserción universitaria por causas económicas hay que sumarlo al escapismo provocado por otras causas, entre las cuales están las bajas por razones académicas. La realidad es que un número importante de estudiantes acude a las academias de estudios superiores bajo condiciones económicas muy precarias.

Para muchos jóvenes, la disyuntiva entre trabajar y estudiar es la que determina el destino de la carrera y por lo regular las precariedades económicas vencen la necesidad de estudiar. Por otra parte, los baches académicos por deficiencias en la enseñanza secundaria tienen una alta influencia en el índice de interrupción de los estudios superiores.

Estos índices de abandono del estudio por razones de precariedad económica son escandalosamente altos, pero aún así son menos significativos gracias a la existencia de programas de crédito escolar que aligeran la carga de los estudiantes y sus familiares. El país necesita mejorar los índices en cuanto a terminación de las carreras universitarias. El producto de la interrupción de carreras es frustratorio y se traduce en baja competitividad de la fuerza de trabajo.

Crímenes con sello de mafia

El hallazgo de una persona muerta de varios balazos, atada y amordazada dentro de una yipeta, habrá de poner a prueba la capacidad de nuestros investigadores. De principio, el hecho de que el cadáver fuera encontrado en la calle Paya, nombre que lleva la comunidad banileja donde fueron ejecutadas siete personas, y en las circunstancias que rodean este crimen, hace suponer a muchos que esta ejecución es un macabro mensaje del crimen organizado.

Las autoridades, a las que hay que reconocer haber sido diligentes en la indagación de las ejecuciones de Paya, están en el deber de establecer la eventual relación entre aquella matanza y este nuevo crimen. Hay de por medio un desafío manifiesto de parte de quienes, intencional o casualmente, han motivado la creencia de que hay un mensaje de muerte en todo esto. La sociedad vive bajo una constante preocupación por estos sucesos y aspira a que se le ponga fin a estos actos sangrientos.