Desfachatez

Desfachatez

Claudio Acosta.

Si alguien me pidiera describir, con una sola palabra, el comportamiento de los principales protagonistas de la reforma constitucional que procura allanar el camino de la repostulación del presidente Danilo Medina, tanto de los que actúan bajo las luces del escenario y de cara al público como de los que mueven los hilos de la acción tras bambalinas, no lo pensaría mucho: desfachatez. Por eso a nadie debe sorprenderle que en medio de las ruidosas denuncias de sobornos millonarios a legisladores para convencerlos de su aprobación, y sin que nadie le esté preguntando, el alcalde de San Francisco de Macorís Félix Rodríguez Grullón, acusado por el Ministerio Público de un desfalco por más de 400 millones de pesos en perjuicio de ese ayuntamiento, se atreve a proclamar, con el desparpajo gozoso de quien anuncia que se sacó la Loto, que fue confirmado por su partido (el PLD, desde luego) como candidato para tratar de repetir en el cargo. Al doctor Francisco Domínguez Brito, quien todavía no sabe si va a manejar como Procurador o como político (o viceversa) las denuncias de los legisladores, el anuncio de Rodríguez Grullón le parece una sinvergüencería “pues nadie ligado a casos de corrupción debe ir a ninguna función electiva”, pero en realidad es mucho más que eso. Es la desfachatez llevada a su máxima expresión, es decir a sus niveles más peligrosos, pues proviene de alguien que está investido de poder y autoridad. Y si eso es un simple alcalde que por sentirse apoyado cree estar por encima de la ley y nos lo estruja en la cara, ¿qué esperar de los que están más arriba, que se creen por encima de la Constitución? No olvidemos que, según Leonel, el Trujillo del siglo XXI está al acecho.

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