Desfases, asintonías

Desfases, asintonías

Las frecuentes crisis de abastecimiento de gas licuado de petróleo son una muestra fehaciente de que el país está afectado por una asintonía terrible entre deberes y derechos y una desconfianza profunda inspirada por la forma conque el Gobierno maneja sus relaciones sociales y comerciales.

Hablar de GLP es referirse a un derivado del petróleo con alta gravitación social, pues con el mismo funciona una proporción apreciable del transporte de pasajeros y la mayoría de las cocinas hogareñas, aparte de que su empleo desestimula la depredación de bosques para producción de carbón. Eso explica que haya sido subsidiado para ofrecerlo al mercado al precio fijo de RD$25 el galón, sin importar que aumenten los precios de los demás derivados del petróleo que se consumen en el país.

Los desabastecimientos ocurren cuando el Gobierno se atrasa en transferir a las firmas importadoras y distribuidoras la proporción subsidiada del precio del GLP, que es lo bastante alta. Cuando el retardo en esta transferencia es muy prolongado, los importadores suspenden la adquisición del combustible en el exterior, pues consideran que no se les puede obligar a financiar lo que corresponde al Estado.

Las filas de personas y vehículos en las estaciones envasadoras, procurando abastecerse de GLP, son una consecuencia de la irregularidad en las entregas gubernamentales del subsidio. Esa ha sido una falla en la relación Estado-mercado energético, pues a fuerza de atrasos en los pagos y negación de deudas se ha hecho colapsar al sector.

-II-

Hay un error de apreciación importantísimo en lo que se refiere al subsidio del gas propano. Es un error atribuirle al Gobierno la financiación de este subsidio, y por eso, en párrafos anteriores nos referíamos al subsidio como una «transferencia».

Ocurre que el subsidio del GLP es obtenido de los impuestos aplicados a los demás derivados del petróleo. En el caso de la gasolina y el gasoil se puede decir que estos gravámenes, incluido el llamado diferencial del petróleo, son realmente altos. Así las cosas, el Gobierno simplemente es un agente de retención que transfiere a los comercializadores de propano una porción de los impuestos de los carburantes.

El Gobierno debe, debido a ese papel de intermediario, explicar al país la razón que lo obliga a atrasarse en el pago del subsidio del gas, pues de no hacerlo se podría pensar que desvía hacia otros menesteres los dineros que los usuarios de los hidrocarburos pagan permanentemente y con fines específicos.

También es cuestionable que el país se haya quedado virtualmente sin gasoil para el transporte de carga, pasajeros y para hacer funcionar las plantas de emergencia que han debido sustituir a las grandes generadoras.

Es una lástima que se tenga la creencia de que es el Gobierno el que propicia esa asintonía entre sus obligaciones como administrador del Estado y las necesidades del país. ¿Es que hay, acaso maneras de justificar retrasos en el pago de obligaciones para las cuales hay fuentes de ingresos fijas, permanentes, como son las recaudaciones que se generan en torno al uso de combustibles? 

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