Desgarradora historia de Manuel Beltré

Desgarradora historia de Manuel Beltré

La trágica y  triste historia de Manuel Beltrë podría servir de argumento para una novela.

Se trata de un hombre triplemente mutilado, tras sobrevivir a una descarga eléctrica de un  cable de alta tensión equivalente a 68,000 voltios,  que derivó en la amputación de su brazo izquierdo.

En febrero de 2010, como resultado del accidente, a Manuel hubo que amputarle también la pierna derecha, lo que  le obliga a caminar con muletas, con muchas dificultades, a las que se añaden sus problemas visuales. Está prácticamente ciego.

La tercera mutilación es sicológica, pues si bien Manuel Beltré se ha  acostumbrado a su triste situación, a menudo  le brotan las lágrimas al sentirse tan impotente, sin  poder ayudarse a sí mismo, mucho menos a sus tres hijos pequeños -dos varones y una hembra- que viven en Bonao.

Suerte ha tenido que gracias a la generosidad del empresario Juan Rodríguez, Manuel puede vivir en un cuartucho en una segunda planta de Muebles Jaragua, en la avenida Paseo de los Periodistas esquina calle Cinco. Pero sucede que cuando tiene alguna necesidad fisiológica -aunque llueva, truene, haga viento o aun cuando no haya luz- Manuel tiene que hacer malabares con su muleta para ir al sanitario colectivo de la primera planta. En los habitáculos superiores no hay sanitarios. Pero, aún así, Manuel no se queja, sino que agradece a Juan Rodríguez su buena voluntad, su apoyo moral y, sobre todo, que le permite vivir en su edificio.

La tragedia de Manuel Beltré se produjo cerca de las diez de la mañana  del 25 de noviembre de 1993, mientras desempeñaba sus labores de maestro constructor  en la segunda planta de un edificio en la calle Castelar, paralela a la avenida Duarte, detrás de la tienda La Gran Vía, en el sector  Villa Francisca de Santo Domingo. Entonces era un hombre vigoroso, lleno de vida, de alta estatura y con  deseos de progresar. Pero el destino le tronchó el camino a seguir.

No tenía necesidad de movilizar esa varilla, porque tenía ayudantes, pero a Manuel se le ocurrió trasladar una varilla de acero hacia un lugar donde había otras amontonadas, con tan mala suerte que  hizo contacto con un cable de alta tensión que sobresalía sobre el  techado de la segunda planta de la construcción. Y así fue como comenzó,  a partir de ese momento, lo que sería un vía crucis sin fin.

“Sentí como si me hubieran dado en la cabeza con una mandarria, hasta que salí disparado a un montón de varillas y entonces perdí el conocimiento. Mis compañeros me bajaron y me llevaron al hospital Padre Billini, en la Zona Colonial. Todo el mundo creía que estaba muerto”, narra Manuel.

En el Padre Billini permaneció tres y medio meses, en gravísimo estado, a tal punto que hubo que amputarle el brazo izquierdo al nivel del codo. Los médicos hicieron todo lo posible por salvárselo, pero los huesos estaban astillados e infectados. Solo le queda el muñón.

Manuel fue trasladado luego al hospital Moscoso Puello, donde permaneció varios meses, hasta que fue despachado.

La descarga eléctrica le afectó el pie derecho, que se le inflamó de tal modo que no podía ponerse los zapatos. Sufrió entonces gangrena. Hubo que amputarle la pierna derecha. Esto fue en febrero del año pasado.

La discapacidad física de Manuel le ha impedido visitar a sus tres pequeños hijos que viven en Bonao, mucho menos enviarles  algo de dinero.

Pero Manuel no se lamenta, ni pide, aunque esté muriéndose del hambre. “Hay días que me acuesto sin comer nada. Hay que ser hombre y medio para aguatar lo que yo he sufrido. Pero espero que algún día Dios me ayudará”, dice resignado.

Manuel Beltré sí desearía algún tipo de ayuda gubernamental, razón por la cual espera que el Plan Social de la Presidencia o el Despacho de la Primera Dama le ayuden, aunque sea con una pequeña pensión para no seguir pasando hambre, como también la donación de un colchón o una cama que sustituya  la desastrosa que tiene. Manuel Beltré puede ser localizado en Plaza Jaragua, avenida Paseo de los Beisbolistas esquina calle Cinco, Santo Domingo Oeste. Su celular, mediante el cual solo puede recibir llamadas porque nunca tiene minutos, es el número 809-391-6503.

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