Desgaste post-navidad

Desgaste post-navidad

Siempre el inicio de un año permite hacer un balance del anterior, procuramos disfrutar del tránsito anual para que sea un megabonche o una reunión más tranquila -dependiendo de los gustos- y al amanecer (o apenas despertemos de la celebración) el ánimo, por lo general, es de renovación, nuevos propósitos y metas que todos procuraremos cumplir, aunque algunas son, para muchos, un clásico de la obstinación anual.

Después de diez regalos entre propios y ajenos, gastos de celebraciones entre amigos que sólo ves por estas fechas, colaborar para la cena navideña familiar, ya sea con el panetón, champagne o el pavo. Te levantas al día siguiente y te das cuenta de que has sucumbido al consumismo desmedido y cruel.

Sin embargo, la pasaste bien, ahora sólo te queda calcular el exceso de gastos que tuviste, para ahorrar centavo a centavo el poco dinero que pueda quedarte para ir al trabajo al día siguiente hasta que te depositen el sueldo y tengas con qué pasar el resto del año con miles de deudas del pasado y otras nuevas.

Luego de algunos días, en los que la celebración se prolonga y en el que acostumbrarnos -en medio del calor, o de este irónico invierno- a nombrar al nuevo año nos da trabajo, la rutina vuelve, y regresamos a los trabajos habituales.

Que el 2010 sea bueno para todos nosotros, llenos del espíritu de Dios para con los retos que conllevará, las dificultades que se presentarán y las alegrías que vendrán.

Cada año, nos marcamos estos retos u otros similares casi de forma automática. Pero, ¿hemos pensado alguna vez por qué nos planteamos cambiar algunas cosas de nuestra vida, justo en esta época del año?

Nosotros (la sociedad en que vivimos y a la que ayudamos a evolucionar) hemos convertido el principio de año en un buen momento para la reflexión, que muchos aprovechamos para dibujar el futuro que nos gustaría vivir.

Así conseguimos afrontar cada calendario en blanco con fuerzas renovadas, que resultan muy útiles para seguir afrontando los retos, a menudo desalentadores, del día a día.

No nos desanimemos, inventar nuevas soluciones a viejos problemas no es una tarea tan difícil: ahora sabemos que la creatividad es una habilidad muy útil en nuestra vida, pero quizás desconocemos cómo se puede entrenar a la mente para que aprenda a pensar de forma más creativa. Tan sólo hay que adquirir ciertos hábitos que producen un efecto positivo en nuestro proceso creativo.

Podemos anotar situaciones de nuestra vida que nos han conmovido especialmente; escribir un sueño extraño que hemos tenido; anotar una conversación divertida que hemos escuchado; apuntar una frase brillante que nos han dicho… podemos tomar apuntes, tanto en una conferencia como viendo una película en televisión. De ese modo podríamos amortiguar ese desgaste post-navidad

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