En nuestra República Dominicana existen escasas protecciones para el consumidor común y corriente y hay una gran cantidad de monopolios, privados y estatales, que acentúan esta discriminación atroz.
Uno de ellos es la ventaja aduanal dada históricamente, tanto a los representantes de los del fabricante e importadores de vehículos nuevos (ACOFAVE) como a los dealers y distribuidores de vehículos usados (ANADIVE).
En un país con pobres y escasas opciones de transporte en masa, donde no se fabrican vehículos privados o de transporte, estos sectores no solo tienen el privilegio de comprar los vehículos nuevos a precios de fábrica y los usados en subastas en los EEUU, solo para revendedores, sino que también reciben trato preferencial en Aduanas.
Los privilegiados valores arancelarios que le aplica la DGA a estos señores, nadie sabe por qué razón, lo único que hace es lesionar la posibilidad que tiene cualquier ciudadano, empleado público o privado, de adquirir un modesto automóvil de un particular a un previo no tan astronómico.
Los concesionarios de los fabricantes (ACOFAVE) pagan una valoración de un 20 por ciento menor que los distribuidores de vehículos (ANADIVE) y los distribuidores otro 20 por ciento aproximadamente menos que un importador privado.
O sea que si un consumidor importa un vehículo a su nombre, y no lo embarca a nombre de un dealer o distribuidor, va a pagar de un 35 a un 40 por ciento adicionales de impuestos aduanales.
Esta es una práctica de protección mercantilista y monopólica que beneficia a unos pocos y perjudica a muchos, estableciendo un peaje discriminatorio y encareciendo sustancial e innecesariamente los precios de los vehículos nuevos y usados, importados por personas que no sean ACOFAVE o ANADIVE.
Esperamos que el muy imparcial y recto director de Aduanas, Miguel Cocco Guerrero, tome nota de esto.