Desheredados del Estado

Desheredados del Estado

El Estado suele actuar con mucha presteza a la hora de reconocer reivindicaciones de personas que hayan desempeñado cargos de alto nivel en sus instituciones. No vacila cuando tiene que otorgar pensiones que, por su cuantía y circunstancias, resultan ofensivas para nuestra sociedad. Sin embargo, cuando se trata de prestaciones de humildes trabajadores, se anteponen múltiples trabas, y por esa causa miles de ex trabajadores del Consejo Estatal del Azúcar (CEA), la mayoría de ellos desvalidos y enfermos, han estado pasando durante años grandes calamidades sin lograr que les paguen las irrisorias pensiones que les corresponden por ley y que esperan para mal alimentarse y atender su salud.

Este problema data de la época del llamado proceso de capitalización de las empresas del Estado, que en el caso particular del CEA degeneró en el desmembramiento de la estructura productiva de la industria azucarera estatal. Muchos trabajadores lograron entonces sus prestaciones laborales y otros tantos se decidieron por las pensiones. De estos últimos hay por lo menos siete mil que no han conseguido que se les pague. El Estado tiene que hacer algo con estos ciudadanos. No puede tenerlos como víctimas irredentas de los traspiés del pasado. A sus casos hay que buscarle una solución, sea de derecho, dándoles de una veaz por todas las pensiones que merecen, o humanitaria, a través de la política social del Estado.

No más tardanza con el oncológico

El Instituto Oncológico Heriberto Pieter necesita que le den una mano. Está sobrecargado por la demanda de servicio. Es el único de esa especialidad en operación. Aunque exhibe una gran vocación de servicio, este centro está resultando pequeño para atender todos los casos que se le presentan. Además, el entorno de su ubicación ya resulta desfavorable para su funcionalidad.

En cambio, las autoridades no terminan de poner en operación el Hospital Oncológico Rosa Emilia Tavares, un centro que está listo y equipado con los últimos adelantos en su especialidad. El dudoso argumento para justificar que todavía se mantenga cerrado es que hace falta personal especializado para poder operarlo. Extraña que se haya construido un centro tan moderno sin contar con el personal especializado necesario para operarlo. Estamos desperdiciando un recurso valioso.

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