Abinader ha enarbolado honestidad al anunciar repostulación. Suponemos que se refirió a honestidad gubernamental, más allá de la personal, altamente requerida para preservar y perfeccionar nuestras democracias. Y evitar suicidarlas.
Suponemos también entendimiento pleno del concepto honestidad. Según Oficina NNUU contra Droga y Delito, honestidad es “hablar y actuar con sinceridad, es más que no mentir, engañar, robar o hacer trampas. Implica…integridad” que a su vez, según RAE, es “actuar con coherencia y consistencia con valores y principios”. Nada más pertinente que predicar honestidad en un presente latinoamericano caracterizado por deshonestidades presidenciales.
Desde Chile hasta Colombia observamos que candidaturas no eran tan honestas como se pintaban.
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Presidencias peruanas y ecuatorianas recurrieron a subterfugios que desestabilizaron sus democracias. El peruano disolvió el Congreso que luego lo destituyó a él. El ecuatoriano disolvió Parlamento y convocó elecciones anticipadas que están resultando cruentas contra candidatos. Perú se ha convertido en fábrica de expresidentes procesados-6-sin contar suicidio de Alan García. El mexicano Peña Nieto está siendo indagado. El exrepresentante norteamericano Eliot Engel elaboró la “Lista Engel”, expresándola en proyecto de ley, de políticos centroamericanos que perjudican democracia. Consigna 62 funcionarios de Guatemala, Honduras y Salvador, incluyendo dos expresidentes de este último.
El expresidente Panameño Martinelli y sus hijos, están siendo investigados por lavado de activos.
Brasil debátase entre Lula absuelto judicialmente y Bolsonaro judicializándose.
Venezuela, Cuba y Nicaragua, no quieren repetir la experiencia de apertura democrática de Bolivia; donde una expresidenta está detenida.
Uruguay y Paraguay están compelidos a borrar su pasado aberrante. Cristina Kirchner fue inhabilitada en Argentina para ejercer cargos públicos por administración fraudulenta favorecedora de empresarios privados. Por crisis económica el actual Presidente ni el expresidente (Macri) optaron por postularse en recientes primarias; precursando un vacío que fue llenado por un candidato excéntrico desplazando la continuidad encarnada en Sergio Massa. Las presidencias latinoamericanas están siendo templos de improvisación, emotividad, irresponsabilidades y deserciones; deshonestidades que exponen democracias a saltos al vacío.
Ojalá proclamación de Abinader, traducida a realidades, las detengan; para evitar suicidar nuestras democracias.