Deshumanización médica

Deshumanización médica

POR UBI RIVAS
La peor crisis en que ha sumido al país este gobierno infeliz no es estrictamente la económica y eléctrica como nunca antes en 160 años de vida republicana producto de la ineficacia y la improvisación, sino la moral que es colateral al deterioro absoluto de todos los valores éticos de la sociedad dominicana, en un sesgo asaz peligroso.

El razonamiento es avalado ipso facto por la noticia que insertaron los medios de comunicación el 29 de julio último informando el fallecimiento del joven de 17 años Alberto Montero, quien fue conducido afectado de meningitis al hospital Luis Eduardo Aybar y requería de una Vancomicina, un antibiótico específico para superar ese mal, con un valor de $800.

Los médicos que atendieron a Alberto Montero prefirieron dejar morir a este joven, que quizás pudo ser un médico mejor que ellos, y no hicieron el menor esfuerzo para llamar a algún amigo pudiente que tuviese $800 y salvar así una vida en ciernes.

Esos médicos no podrán negar nunca a su conciencia que no disponían de un amigo que dispusiese de esa pequeña gran suma de dinero, y se me ocurre que debiera existir una institución, llámese Rotary International, Club de Leones y otras vervigracias que atienden urgencias perentorias de las clases abandonadas a su suerte por todas las comodidades del mundo, para recurrir a ellas en el caso de Alberto Montero, que se reproducen varias decenas de veces todos los días en los hospitales públicos del país, abandonados por el gobierno del presidente Hipólito Mejía a su suerte, mientras recorre toda la geografía nacional inaugurando obras inconclusas.

«Desgarrador», fue el titular de uno de los dos editoriales de HOY del 3 de julio último en referencia al caso lacerante del joven Alberto Montero, que perdió su vida en flor porque no aparecieron $800, mientras expertos en vericuatos morales sitúan la corrupción como un flagelo que hurta $30 mil millones y el narcotráfico moviliza más de US$500 mil millones al año.

Cuando apreciamos que existe un déficit cuasi-fiscal en el Banco Central por RD$50 mil millones originados por la permisividad de dos gobernantes tolerantes con lo que sabían se «cocinaba» tanto en el Banco Intercontinental, Banco Nacional de Crédito y Banco Mercantil que arrojaron un déficit de $85 mil millones, mientras Alberto Montero no pudo obtener $800 para adquirir una Vancomicina que le salvaría su naciente vida.

El Caribe del 31 de julio último informaba en su página diez, que la señora Andrea Alvarez, 76 años, falleció en el hospital Moscoso Puello por carecer de una Digoxina que vale $5 para controlarle una taquicardia, y Santa Féliz, 25 años, madre de tres criaturas, fallecía en ese centro médico estatal de neumonía porque no apareció el medicamento apropiado para superar el mal, una penicilina cristalina con un valor de $120.

A la peor crisis económica y eléctrica se añade la deshumanización de muchos médicos que dispensan un trato indiferente, rayano en la crueldad, en actos de lesa humanidad, porque si bien es cierto que a los médicos no puede pedírsele que extraigan de sus magras faltriqueras los medicamentos que con urgencia requieren los despojos humanos que acuden a los centros hospitalarios públicos, sí es riguroso exigirles que por lo menos realicen el mínimo gran esfuerzo de una llamada a algún pudiente familiar o relacionado para salvar vidas.

Pero la mayoría de los médicos sólo se preocupan y realizan protestas por la mejoría de sus condiciones salariales, a las que tienen perfecto derecho y apoyamos todos, pero también reparar en vidas que pueden salvar y no hacen.

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