Designación de calles  para la Raza Inmortal

Designación de calles  para la Raza Inmortal

En la inauguración del monumento en Constanza a los Héroes del 14 de Junio, el presidente de la República, doctor Leonel Fernández, expresó que estos habían aportado una alta cuota de sacrificio al inmolarse, para que el país tuviera la libertad que actualmente goza con una democracia no perfecta,  mas se avanza en su reconstrucción para lograr una plena soberanía.

 Lástima que este reconocimiento público, cincuenta y un año después, no viniese acompañado de sacar del ostracismo a casi todos  aquellos valerosos jóvenes que allí ofrendaron sus vidas a cambio del ideal de ver su Patria liberada del terror a que el dictador Trujillo la tenía subyugada.

Hemos escrito anteriormente sobre la injusticia que significa que muchas calles de nuestras principales ciudades no incluyan dentro de su nomenclatura, los nombres de los miembros de la Raza Inmortal nacidos en esas ciudades o en las comunidades y parajes que posean centros urbanos de importancia.

 Así pagaríamos -aunque con gran retardo- un olvido y una deuda de gratitud, relegación que se ha interpretado como una imposición indirecta de aquello(a)s que estaban comprometidos con el régimen que por treinta y un largos años nos mantuvo conculcándonos las libertades individuales y nuestros derechos ciudadanos.

 Fuimos amigos de varios antes de su partida hacia el exterior, como el doctor Tony Mota Ricart, hoy recordado en una callecita en Gascue en el Reparto La Aguedita, donde vivía él con su madre.

 De José Antonio Hungría, que jugaba béisbol con nosotros en el solar en el que después Wimpy construyó el primer supermercado de la ciudad, en la avenida Bolívar frente a la calle Pasteur, que sepamos, no hay una calle en Santiago, su lugar de origen, que honre su nombre.

 El de origen más humilde, el bailarín El Grillito, que nos deleitaba en el club nocturno llamado El Taíno y que fue capturado cerca de Guananico en la provincia de Puerto Plata. 

Tampoco tenemos noticias de que  se le recuerda individualmente.  Es por eso, que proponemos, que a todos los dominicanos que participaron en esa gesta, se les honre en su lugar de origen con una calle y a los extranjeros, que tienen tanto mérito o más, por sólo acompañar por solidaridad a los nuestros, también sean favorecidos individualmente con sus nombres  en calles de la ciudad de Santo Domingo.

En una entrega de hace años, habíamos señalado la iniquidad que representa que las principales calles y avenidas de la ciudad primada de América, honren a ciudadanos extranjeros con sobrados méritos, cuyos nombres debieron ser puestos a calles y avenidas de menor importancia.

 Un ejemplo por el cual nos pueden enrostrar el denominado “complejo de Guacanagarix”  lo constituye la avenida Winston Churchill.  ¿Cómo es posible que se haya cercenado el nombre de Jiménez Moya, comandante de las tropas que vinieron por Constanza para darle la mayor longitud e importancia al nombre del  primer ministro británico?   

Si bien es cierto que en varias ciudades hay una calle que se denomina 14 de Junio, no es menos cierto que sus miembros de manera individual han sido injustificadamente ignorados.

 Es hora de enmendar este entuerto y pedirles a nuestros senadores y  diputados que investiguen los miembros participantes de sus respectivas provincias, para que se dignen ponerle el nombre de unos de estos titanes que con sobrado desinterés y  patriotismo, constituyeron LA RAZA INMORTAL.

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