Desigualdad es lastre que obstaculiza crecimiento de América Latina

Desigualdad es lastre que obstaculiza crecimiento de América Latina

WASHINGTON (EFE).- La desigualdad es un lastre que impide a las economías latinoamericanas despegar y que no se resolverá simplemente con un alto crecimiento del PIB, dijo a EFE Pamela Cox, la nueva directora del Banco Mundial para la región.

En su primera entrevista tras asumir el cargo, Cox declaró que la disparidad entre los ricos y los pobres no es sólo un problema de justicia social en América Latina, sino también una de las razones de su atraso económico.

“La desigualdad impide que un gran número de personas participen en la sociedad, la economía, el proceso político”, indicó Cox, que es la primera mujer que ocupa la dirección del departamento de América Latina en el Banco Mundial.

“El mayor recurso de un país es su gente” y altas tasas de pobreza y de falta de acceso a la educación significan “que no tienes tantas mentes ayudando a crear riqueza y crecimiento”, subrayó.

En la mayoría de los países latinoamericanos el 10 por ciento más rico de la población recibe entre un 40 y un 47 por ciento del ingreso total, mientras que el 20 por ciento más pobre sobrevive con entre el 2 y el 4 por ciento, según datos del Banco Mundial.

Esto hace de América Latina una de las regiones más desiguales del mundo.

Durante décadas, las diferencias en los ingresos no fueron algo que preocupara a los economistas, ni dentro ni fuera del Banco Mundial.

La teoría neoclásica que dominó los círculos académicos y políticos en los 70 y 80 no se ocupaba de la desigualdad, que tampoco hacían perder el sueño a los economistas neoliberales de los 90, quienes daban prioridad a la privatización, la apertura comercial y la austeridad fiscal.

Estas corrientes de pensamiento asumen que lo importante es lograr el crecimiento económico, que al crear empleos y subir los salarios ayuda a los pobres de forma indirecta.

Esta visión está cambiando. “En los países con alta desigualdad, el crecimiento por sí sólo no la reducirá”, opinó Cox. A su juicio, para combatirla son necesarias intervenciones como el programa Oportunidad, del Gobierno de México, que da ayudas económicas a las familias pobres que envían a los niños a la escuela.

También alabó un proyecto en Perú que otorga títulos de propiedad a los habitantes de los llamados “pueblos jóvenes”, lo que permite a todos los adultos del hogar salir a trabajar, sin que alguien siempre se tenga que quedar en la casa para salvaguardarla.

Brasil, el país con mayor disparidad de renta en la región, será precisamente el lunes el primer país que la estadounidense Cox visite oficialmente como directora del departamento de América Latina, cargo en el que ha sustituido a David de Ferranti, un compatriota suyo que lo ocupó durante cinco años y medio.

Allí se topará con el rostro humano de la desigualdad, que es el contraste entre las mansiones de altos muros y patronas blancas, y los vendedores informales de los semáforos, que son invariablemente negros o mulatos.

Esta es una realidad que la estadounidense Cox conoce desde el inicio de su carrera en el Banco Mundial, en 1985, ya que comenzó estudiando el sector agrícola en Brasil.

Bajo la supervisión de Cox estarán un gran abanico de proyectos en vigor en la región, que se financian con préstamos por valor de 19.300 millones de dólares y abarcan desde la salud y la educación, hasta el desarrollo del sector privado y la lucha contra la corrupción.

Con ellos el Banco Mundial quiere contribuir a responder a otro desafío clave para América Latina, en opinión de Cox: hacer del crecimiento un fenómeno sostenible.

El Producto Interno Bruto (PIB) de la región se ampliará por lo menos un 3,7 por ciento este año, menor que el del año pasado, que el Banco Mundial coloca de forma preliminar en como mínimo el 4,7 por ciento.

Estas cifras son un alivio frente a los números anémicos de años anteriores, pero el reto es cómo sustentarlas y romper el ciclo de expansiones y recesiones profundas que caracterizan a la historia económica de América Latina.

Una de las prioridades debe ser renovar la infraestructura, que está obsoleta, pero con participación privada para no hacer explotar los presupuestos del estado, según Cox.

Otra, a medio plazo, es adaptarse a la liberalización comercial mundial y a la emergencia de China como gigante económico, a su juicio.

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