Desigualdad, pobreza y bajos salarios

Desigualdad, pobreza y bajos salarios

La exclusión social de RD se concreta en la marginación social, la pobreza, la desigualdad (social y territorial) y el retraso relativo de los indicadores sociales e institucionales que están por debajo de los promedios esperados dado el nivel de PIB por habitante.

Ello ha sido un resultado de largo plazo de un modelo económico y social que cada vez genera menos empleos por unidad de producto. Además, el empleo adicional es de mala calidad y de baja productividad.

La pobreza es persistente. Los salarios han sido bajos para mantener los niveles de rentabilidad. En la sustitución de importaciones (1968-1981) fue la vía para mantener la rentabilidad del sector industrial urbano que se desarrollaba, en la transición hacia los servicios (los ochenta) los salarios pagaron el precio del ajuste y en la economía de los servicios, el eje de la competencia en los mercados externos ha sido el bajo salario, al ser éste un costo a minimizar y no un ingreso de ventas, porque la oferta se dirige principalmente a la exportación y no para el mercado interno. En ese contexto, el Estado y la política no han sido el espacio para el bienestar social sino de la acumulación de capital privado. El gasto público ha estado territorialmente concentrado, ha sido ineficiente y fuente del clientelismo político. La política se ha corporativizado.

El salario social ha sido pírrico (gasto público en educación y salud). A largo plazo, la calidad de la mano de obra no ha sido una prioridad. Las necesidades educativas del trabajo han sido mínimas y no han ido más allá de la educación básica.

En adición, los sectores económicos dinámicos se han desarrollado en forma de enclaves o son intensivos en capital, con pocosencadenamientos internos con los demás sectores productivos, determinando que en el largo plazo la economía crece pero con bajo multiplicadores.

Se generaliza el uso de la mano de obra haitiana, una población sin derechos, que funciona como un “ejercito industrial de reserva” para mantener la rentabilidad y anclar los salarios.

El régimen de exclusión y la falta de movilidad social genera una sociedad desigual, que se reproduce por las instituciones (sistema educativo, salud, la justicia, la prensa, etc.), las cuales dejan de ser un medio de estabilidad del sistema y de inclusión para convertirse en un medio de enriquecimiento de grupos, haciendo que el desarrollo se convierta en una cuestión de poder y no derechos. Ello genera desencanto, frustración y violencia social. La búsqueda del bienestar deja de ser un proyecto colectivo para convertirse en una aventura personal. Es el “vivo” y el “dinero fácil” el referente de éxito. Lo cual se consolida con el “borrón y cuenta nueva” que exalta, bendice y reproduce la desigualdad.

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