Desintegración familiar impulsa drogas

Desintegración familiar impulsa drogas

POR YNDIRA CONCEPCIÓN          
La desintegración familiar es una de las principales causas que lleva a niños y adolescentes al consumo de drogas y a comerter actos delincuenciales para comprarse los estupefacientes y de esa manera se incrementa la violencia, afirmó Francisco Núñez Cáceres, presidente de la Federación Dominicana de Lucha Contra las Drogas.

Dijo que la falta de tiempo, de amor y el convulsionado paso de la vida contribuye a que los padres centren su atención en cosas materiales y se olviden del amor que deben ofrecerles a sus hijos.

«A los padres les digo que vigilen sus hijos, que averigüen con quiénes se juntan, porque en la juntilla es que está el peligro; muchos padres no saben lo que hacen sus hijos ni con quién andan sus vástagos», adujo.

Núñez Cáceres se expresó en esos términos al participar en el seminario “Rol de las ONGs en lucha  contra las drogas”, realizado en la Biblioteca Nacional y en el que participaron directivos de Casa Abierta.

El doctor Luis Rafael Serret, presidente de la Sociedad Dominicana de Siquiatría, atribuyó el aumento de la violencia y el uso de drogas a que los padres no comparten con sus hijos y siempre viven trabajando.

«En mi consultorio recibo a muchos padres que se preguntan por qué sus hijos entran en este mundo de las drogas, ellos dicen que les compran carros, buenas universidades, dinero y casas, pero yo les pregunto si les dan amor, si almuerzan con ellos, les preguntan cómo están y me dicen que están muy ocupados», dijo

Otro de los factores que influyen en el uso de drogas en los menores y adolescentes son el alcoholismo y la violencia doméstica «donde muchos padres son adictos al alcohol, maltratan a sus esposas, maltratan a sus hijos y la falta de atención y amor a ese niño los lleva a consumir esas sustancias tóxicas y como ese niño no tiene que  robar en su casa porque no hay de nada, se van a las calles a robar y atracar», dijo.

Serret explicó que los daños causados al cerebro por el consumo de estupefacientes van desde variación de la personalidad, tornando al individuo en más agresivo y volátil, pérdida de las neuronas, daños al corazón y por último la muerte.

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