Desireé Cepeda de Monestina…
Y su vida en rosa

Desireé Cepeda de Monestina…<BR>Y su vida en rosa

POR CRISTINA MARRERO
A veces, cuando Desireé Cepeda de Monestina cierra los ojos, tiene la habilidad imaginaria de transportase al pasado: Cuenta con siete u ocho años de edad y corre por un campo abierto.  Allí, en ese Hato Mayor de años atrás, ella respira libertad. Y empapada de verde, canta al ritmo de un río poco caudaloso.

Gracias a aquellos años, hoy convertidos en recuerdo, aprendió de lo que hoy vive: Que la naturaleza es vida, y eso que parece tan simple puede resultar milagroso para mucha gente.

“Cuando le regalas flores a alguien que perdió a un ser querido, por ejemplo, le estás diciendo que le importas. Es una forma de expresar: ¡Oye, estoy contigo!”, dice completamente convencida.

Con esa misma certeza la propietaria de Madé Floristería habla de su vida. Y a pesar de que se considera una persona impaciente, su voz serena y segura revela otra condición.

De hecho, el día de esta entrevista la encontramos recostada de su escritorio con aire desenfadado. A su lado, su único hijo Miguel José, de nueve años de edad mirándola divertido. La imagen es de postal, con ella vestida de blanco y las flores alrededor produciendo un contraste de gran valor estético. También su esposo Miguel Ángel Monestina observa la escena desde un rincón.

Desireé luce feliz. Y es que está rodeada de sus grandes amores: su familia y las flores. Comprensible ambas cosas, debido a su formación familiar.

“Defino los valores familiares que me han inculcado como excelentes. Lo único que podría decir que lamento es haber dejado Hato Mayor para vivir en la ciudad a una corta edad. Para mí, el campo era el paraíso”, afirma con añoranza.

Aún así, no deja de reconocer que lo que ha logrado hasta ahora, es producto de haber venido a la capital, y en compensación trata de que su hijo sienta el mismo amor hacia la naturaleza.

 “Mis intentos para que Miguel José ame la naturaleza han dado resultado. A él le gusta el mar, el campo, y se auto define como un “golfo”, término que vio en una película, que significa, una persona libre que no le gusta tanto la ciudad”, explica riéndose con obvia ilusión. Y no es para menos, tratándose de su “personaje favorito”, como ella misma cataloga al chico.

“En mi familia mi esposo es el equilibrio entre mi hijo y yo. Él nos pone los pies en la tierra. Mientras yo soy soñadora, él carece de esa parte loca que poseo yo, y que a veces quisiera ver en él”, agrega.

Pero, lo que le falta de “loco”, le sobra de romántico, ya que Miguel Ángel Monestina, no deja pasar un cumpleaños o aniversario para regalarle a su esposa rosas amarillas –las favoritas de Desireé-, las cuales compra en la misma floristería Madé.

“EN ESTE PAÍS EL DISEÑO FLORAL DEBE EMPEZAR A VERSE COMO ARTE”

Madé Floristería y Decoraciones es otra historia. En realidad, es la materialización de lo que una vez fue un hobby.

“Es uno de los tantos sueños que he tenido. Empecé haciendo eventos después de salir de la universidad, en la mesanine de una tienda de muebles de mi papá en la Zona Colonial hace unos quince años. Y como a mí siempre me han  gustado las flores me enfoqué en esa área, consciente de que adoro trabajar con cosas vivas”, nos cuenta.

Actualmente lleva cuatro años en la calle Boy Scout # 15, del ensanche Naco. Cuenta con diez empleados, distribuidos en las áreas administrativa, mercadeo, contabilidad, choferes y mensajeros. Todos, con la misma filosofía de “ponerse en la posición del otro”.

“Cuando alguien recibe un arreglo de flores por su cumpleaños, sé que se le está transmitiendo a esa persona alegría y felicidad. Por eso trato de impregnarle el sello de lo auténtico, que no sean arreglos por arreglos”, expresa.

“Aprovecho el hecho de que me inspira y llama la atención que las flores hablen solas, que se trabaje con las manos para que los demás se sientan bien”, agrega.

Con todo y eso, le preguntamos: ¿Es sacrificada la empresa?, “Sí, si se ve como un negocio o un trabajo, que hay que levantarse temprano. El día que lo empiece a ver así lo dejo, pues  esto más bien, es parte de mi vida”, afirma sin vacilar.

Entiende que aunque muchos creen que el romance se ha ido perdiendo, es todo lo contrario. Se ha incrementado gracias incluso a la tecnología, que permite enviar tarjetas, y flores cibernéticas, por ejemplo. Sin dejar de reconocer que lo que realmente expresa un arreglo es especial.

“Hay clientes que vienen y hacen toda una producción. Algunos que cumplen diez años de casados, por citar un caso, y le mandan flores diez días antes de la fecha”, cuenta.

También nos narra de las historias menos románticas. Como la de un joven que devolvió el arreglo que otro caballero le había enviado a su novia, con una nota que rezaba, “flores para un fresco”.

Pero, no sólo las damas salen agraciadas con el detalle de las flores. Hoy día, según nos explica Desireé, las mujeres envían orquídeas, rosas rojas, blancas o terracota, o incluso canastas gourmet, con quesos, vino, fiambres y paté.

“Lo que sí debe tomarse en cuenta al momento de mandar un arreglo es el gusto y estilo de la persona. Yo más que lo tradicional que te dice, el blanco es pureza, el rojo amor y el rosado amor pasional, yo digo: conócele el perfil a esa gente, porque por ejemplo, hay hombres que le quieren mandar a las mujeres rosas rojas para expresarle su amor, pero es posible que a esa mujer no le gusten ese tipo de flores, es decir a lo mejor prefiere unas orquídeas”, dice.

A estas alturas de la entrevista, Desireé Cepeda de Monestina se percibe aún más entusiasmada. Finaliza revelándonos su sueño: “Entiendo que el área de la floristería debe empezar a verse como un arte, ya que la gente ve de forma despectiva el oficio de florista o diseñadora floral. Me gustaría además poner mi propia escuela”.

PERFIL

Desireé Cepeda de Monestina es hija José Miguel Cepeda y Sonia Carrasco de Cepeda. Es la segunda de tres hermanas. Es graduada de Diseño de Interiores en la Universidad Pedro Henríquez Ureña (UNPHU). Actualmente imparte clases en la escuela de arte de Chavón.

A CORAZÓN ABIERTO

Un libro: El Guerrero de la Luz.
Un autor: Paulo Coelho.
Una hora: 6:00 p. m., porque siento que todo el mundo se tranquiliza. Es donde muere la tarde. La transición del día y la noche.
Un lugar: Manabao en Jarabacoa.
Un defecto: la impaciencia.
Una virtud: sinceridad.
Un sueño: que podamos creer en los dirigentes políticos.
Un nombre: Fabriccio (un nombre que quería ponerle a su hijo y el papá no la dejó).
Un color: verde.
Una bebida: cerveza.
Una comida: cangrejos.

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