Desleal legalización tráfico laboral de haitianos

Desleal legalización tráfico laboral de haitianos

JOSÉ B. GAUTIER
No pierdas la sensibilidad oyendo cantos de sirenas que buscan, como droga narcótica, adormecer la conciencia nacional colectiva. Quieren anular tu capacidad de discernimiento. Convertirte en un animal irracional. Lucha. No te dejes sorprender. Amárrate al palo de la verdad en contra de los tradicionales mentirosos y vende patria que pululan en esta sociedad. Te engañan. Te confunden. Te mienten. Ya no existe censura, ni ley mordaza, ni miedo a represalias por denunciar esos atropellos a la nacionalidad dominicana, como sucedía en los gobiernos fraudulentos y continuistas del «padre de la democracia», doctor Joaquín Balaguer, a partir de 1966.

La nación dominicana, sus dirigentes políticos, su clase dominante no tienen derecho, mucho menos perdón, en repetir la historia laboral colonial de trabajo forzado llamado La Encomienda, con el repartimiento de los aborígenes de la Isla de Santo Domingo (recordemos el Sermón del Padre Montesinos en 1511), donde fueron importados indios capturados hasta en el Yucatán mejicano y la Amazonia brasileña y traídos encadenados a Santo Domingo, para posteriormente exterminados, establecer el tráfico de africanos capturados como bestias y esclavizarlos para trabajar a la fuerza en las plantaciones agrícolas y las minas de los señores amos europeos, pesadilla político religiosa fruto de la civilización occidental que duró más de trescientos años.

Vivimos en un momento de alto riesgo. Las mismas ideas coloniales de explotación del hombre por el hombre, entonces ejecutadas mezclando la espada con la cruz; el asesinato a mansalva con el evangelio cristiano; el perfume de cortina de palacio con el olor de incienso de iglesia, con el látigo, el patíbulo y el esclavo cimarrón capturado descuartizado con el perdón de Dios –métodos inquisitoriales, cavernarios, que fueron arrasados universalmente cuando reventó en suelo haitiano la semilla del germen nacido de la Revolución Francesa de 1789, declarando la abolición de la esclavitud, la libertad e igualdad del hombre–, ahora, en pleno Siglo XXI, con diferentes disfraces y máscaras, con togas, birretes y sotanas, se quieren restablecer, legalmente, en toda la Isla de Santo Domingo.

Toda denuncia y soluciones a los problemas migratorios en este país se van en hablar, en mentir y en engañar. Perder tiempo. Olvidar. El mismo cotorreo de hace casi 40 años, cuando tomamos la peligrosa iniciativa de denunciar el tráfico de ilegales haitianos para trabajar en los ingenios socializados; si antes fueron asentados en tierras de reforma agraria pertenecientes al Estado, ahora los vemos en la industria de la construcción, en el turismo, en las zonas francas, en fábricas, en viviendas, en las agro industrias del sector privado y en algunas pertenecientes al mismo gobierno.

No caigamos en la trampa. Observa. El tráfico de seres humanos fue legalizado en el país en el año 2004. Ahora tú puedes obtener una licencia para traficar con trabajadores temporeros «contratados» en Haití y trasladarlos a territorio dominicano para trabajar en una finca, fábrica, hotel, casa, jardín, como obrero, chofer, cocinera o sereno– la cantidad que tú quieras y puedas justificar en tu negocio o en tu hogar–, de la misma forma que la monarquía española y francesa, mediante el «Código Negro», les otorgaban licencias a determinados personajes coloniales para traficar con miles de esclavos africanos anuales y someterlos a la obediencia para usarlos en sus servicios, plantaciones y minas en América.. No exagero. La Ley No. 285-04 sobre migración, la cual fue aprobada por el actual Congreso Nacional de honorables senadores y diputados y promulgada por el honorable Presidente de la República, Hipólito Mejía, es muy clara y precisa en su artículo 49, el que trascribimos a continuación:

«El Consejo Nacional de Migración, siempre que las necesidades del mercado laboral lo requieran, establecerá una cuota o monto de trabajadores temporeros a ser admitidos en el país anualmente, efectuando para tales efectos las debidas consultas con representantes de los productores y empresarios y sindicatos. Estos trabajadores realizaran sus actividades laborales en las áreas de la economía donde el Consejo Nacional de Migración reconozca la necesidad de su contratación y defina las cuotas de admisión anual por sector de actividad.

«Párrafo.- En todo caso, estos trabajadores no podrán laborar en actividades de zona franca o empresas turísticas, salvo en las zonas fronterizas, siempre y cuando existan convenciones internacionales orientadas a estas actividades y se dicten disposiciones para tal efecto».

¿No es esto un escándalo? Los artículos del 49 al 60 de esta ley migratoria son perlas del mismo collar. Bárbaros. Monstruosos. Con la corrupción gubernamental y empresarial impune que ha existido siempre a todos los niveles en este país, con el cohecho y la compra de conciencias, el gobierno sin capacidad estratégica, sin planes ni controles efectivos, ni recursos humanos ni medios económicos ni voluntad política para hacer cumplir todas las disposiciones de la nueva Ley de Migración, sumada a la presión moral de los cañones ejercida por el Comando Sur, los préstamos internacionales, el pago de la deuda externa millonaria ejercida por los Estados Unidos de América y el Club de París, para que seamos receptores del excedente poblacional haitiano, lo que se producirá en el país es una verdadera hemorragia migratoria hacia el territorio nacional, donde cada dominicano tendrá el derecho a usar y depender del trabajo de un haitiano. ¿Por qué favorecer a unos empresarios o terratenientes o contratistas y no a todo el mundo? Aquí debe existir una sociedad igualitaria sin sectores privilegiados en el empleo de haitianos, ¿no es verdad? Jugamos todos o se rompen las barajas.

La misma nacionalidad dominicana está en la balanza de las decisiones tomadas por el Consejo Nacional de Migración siendo juez y parte. En un país con una tasa de desempleo y de pobreza extremas, donde no hay trabajo para la mayoría de los ciudadanos, resulta asombrosa la posibilidad de importar mano de obra haitiana por millares, a no ser parte de convenios de colonización negociados en secreto por el Poder Ejecutivo y el Congreso Nacional para satisfacer intereses extranjeros a cambio de la obtención de préstamos, donaciones y continuidad política (como sospechamos hizo el Presidente Balaguer en 1966 cuando se firmó el «Acuerdo Sobre Contratación en Haití y la Entrada en la República Dominicana de Jornaleros Temporeros Haitianos»).

¿Te convenciste de la trama? ¿Has visto mayor descaro? ¿No es este un insulto a la clase trabajadora dominicana? ¿No ves el parecido de este artículo No. 49 de la ley migratoria a los reclamos que hacían los colonos europeos a la monarquía española para justificar la Encomienda y el tráfico de esclavos africanos? ¿Cuántos corsarios y filibusteros en lujosas jeepetas, yates, aviones y helicópteros viviendo en fastuosas villas y mansiones, colindando «tete- a- tete» con miserables bateyes azucareros y con deprimentes cinturones de miseria de ciudades y pueblos repletos de empobrecidos, enfermos y analfabetos haitianos abandonados a su suerte conseguirán licencias para importar nuevos haitianos bajo «contratos» de trabajo con las autoridades de aquel país?

Publicaciones Relacionadas

Más leídas