Desmantelan la escuela de
sordomudos en Barahona

Desmantelan la escuela de<BR>sordomudos en Barahona

TEUDDY A. SÁNCHEZ
BARAHONA.
Desconocidos  desmantelaron la Escuela  de Sordomudos de esta ciudad,  ubicada en la calle Cayo Báez, del sector 30 de Mayo, a sólo cien metros del edifico que aloja la Dirección Regional Sur de la Policía Nacional.

Los vándalos cargaron con diez puertas, todas las persianas, lavamanos, una máquina de coser, sillas, pizarras, borradores e  instalaciones eléctricas.

También,  varias planchas de asbeto cemento del techado del edificio, los accesorios interiores de la nevera, un cilindro de gas, y de los dos inodoros, se llevaron uno y destruyeron el otro.

La denuncia fue formulada por la directora interina de la escuela, Josefita Marmolejos y las profesoras Bethy Aquino y Ariany Olivero, quienes lanzaron la voz de alerta y solicitaron al gobierno, al sector privado, la a Iglesia Católica y la población en general acudir en su auxilio, con la reposición de todo lo sustraído por los ladrones.

Los huecos donde estaban  las puertas y persianas han sido tapados con planchas  viejas de playwood, así como con palos y tablas deteriodadas.

«Aquí tenemos 60 sordomudos de ambos sexos, con edades de tres a 18 años, que reciben docencia en dos tandas, una matutina y otra vespertina. No tenemos vigilancia nocturna, pero ya la Policía nos la ofreció», expresaron.

La escuela no recibe subvención del Estado, por lo que son los padres de los sordomudos los que tienen que comprarles sus útiles y proporcionarles  merienda.

Los profesores señalaron  que los ladrones desmantelaron el centro en diferentes oportunidades, amparados por la oscuridad reinante en el lugar.

Marmolejos relató que labora en la escuela desde 1975, cuando la misma operaba en la «Casa de los Cumpleaños», en la calle Jaime Mota, en la parte céntrica de esta ciudad, de donde fue trasladada en  La  en 1993. 

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Está enamorada

A pesar de la precariedad en que se desarrolla la escuela de sordomudos, la profesora Marmolejos dijo que adora su trabajo.

«Estoy enamorada de mi trabajo y me siento feliz de estar bregando con estos sordomudos, porque todos me respetan y me adoran, por lo que temo que mi escuela desaparezca», expresó  Marmolejos.

Debido al avanzado deterioro del local que aloja la escuela, todo su interior se inunda de agua cuando llueve, lo que sumado a la sustracción de que ha sido objeto, mantiene desesperados a los profesores y a los sordomudos.

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