Desmemoria y limbo político

Desmemoria y limbo político

La ruidosa y ruinosa crisis del PRD, junto al discreto y efectivo estilo de Danilo Medina, constituyen los principales factores que determinan el limbo político en que discurre el presente periodo de transición de mando. Esta circunstancia potencia nuestra inveterada tendencia hacia esa desmemoria colectiva que nos sumerge en un eterno accionar sin ir a la esencia de los problemas.

La realidad es que el hermetismo de Danilo provoca una paralizante incertidumbre entre sus seguidores, además una asfixiante angustia en la militancia partidaria y en el aparato burocrático del Estado. Una vez en lo alto de Palacio, protegido del halo su investidura, deberá abrirse la puerta por donde entrará el ejército de dragones que deberá decapitar, si quiere ser exitoso en su intento de “hacer lo que nunca se ha hecho”.

El asunto es que ese ejército reclamará la intervención de quien, si bien no fue su único creador, en fin de cuentas fue quien lo alimentó: Leonel. Ahí comenzará el final de una parte del limbo y lo que vendrá después aún no hay tiempo para saberlo. La parte que tiene que ver con el PRD no es menos complicada, pero sí más peligrosa, porque mientras dure la crisis de este partido será muy difícil que la oposición salga del limbo, por más ruido que hagan algunos sectores auto percibidos como alternativos.

Y es que la esencia de esa crisis no es meramente coyuntural, es el resultado de un viejo proyecto de hegemonía política de un sector de los grupos dominantes de este país, del cual el PRD no formaría parte mientras mantenga la esencia popular de sus bases. Inicialmente, despojarlo de esa esencia ha sido la intención de Miguel Vargas y compartes para hacer potable su proyecto presidencial.

Pero hoy, pero éste concibe ese partido como una franquicia, básicamente útil como punto de partida y llegada para ser parte del proyecto económico basado en aprovechamiento del Estado como fuente de acumulación originaria de capital que encarna el jefe de los dragones, de ahí el apoyo que éste le ofrece a Vargas. Algunos de sus seguidores son conscientes de esta impudicia, diría que la mayoría, otros crean que en verdad para que el PRD pueda ser gobierno debe perder todo lo que le queda de su tradición, significado y cultura política.

Esos elementos de la esencia de la crisis de ese partido dificulta su solución y también, en gran medida, objetiva y subjetivamente, la articulación de un abanico de fuerzas que independientemente de lo que haga o deje de hacer el próximo gobierno, se convierta en un sólido movimiento que luche por las reformas políticas, económicas  y sociales que desde sus particulares espacios, todos se plantearon como los objetivos mínimos a ser logrados en los pasados comicios

Sin embargo, la desmemoria determina que muchos sigan su accionar sin recordar la esencia de lo que ocurrió durante el referido torneo y otros tantos  limitan su línea de participación en el debate nacional a lo que haría o dejaría de hacer el próximo presidente.  De ese modo, seguimos en la chercha del día a día. En un limbo político que parece eterno.

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