Los pequeños y medianos agricultores temen que el 2021 se convierta en el principio del fin de la siembra de habichuelas en esta provincia, a menos que el Gobierno logre la modificación del DR-Cafta para que se aplace el desmonte arancelario total para la importación de esa leguminosa, que entra en vigencia el próximo año.

Manuel Matos Pérez, que representa a 12 asociaciones de pequeños y medianos agricultores, advierte el colapso de ese vital cultivo de no lograrse, al menos, una extensión del tiempo establecido para el desmonte arancelario, aunque de antemano afirma que tal demanda es casi una quimera.

Matos Pérez basa su afirmación en que, de los seis países firmantes del referido acuerdo con Estados Unidos, El Salvador, Honduras, Guatemala, Costa Rica, República Dominica y Nicaragua, solo el último su balanza comercial reporta un superávit con Estados Unidos, por lo que el próximo presidente de esa nación no se daría por enterado de una solicitud de modificación.

Las asociaciones de productores agropecuarios del país, incluyendo los cultivadores de habichuelas, alegan que supuestamente durante las negociaciones, los representantes de Estados Unidos, tras iniciarse su puesta en ejecución en el 2005, se comprometieron a reducir en forma gradual los subsidios a la producción agropecuaria, cosa que no han cumplido, según Matos Pérez, Alcibíades Espinosa, Agustín Báez y Martín Colón Suero.

Cambiar prácticas. El doctor Eladio Arnaud Santana, quien tiene un PhD en leguminosas, afirmó que aun con el desmonte arancelario a las habichuelas importadas, los productores pueden competir con los precios en el mercado local.

Para lograrlo solo hay que prepararse para modificar las prácticas culturales, aplicar un buen paquete tecnológico y preocuparse por producir un alimento de calidad, atractivo a los consumidores.

Sin embargo, la aplicación de un verdadero paquete tecnológico que posibilite una productividad de entre 2.5 y 3 quintales por tarea, requeriría una inversión de unos RD$6,000, monto que sacaría de competencia a cientos de pequeños habichueleros, en particular al sector de la reforma agraria.

Los altos costos de inversión unidos al promedio de finca en el valle de esta provincia de tres hectáreas, unas 50 tareas, son solo dos de los principales factores que negativos que tendrá la siembra de habichuelas.