Desnutrición crónica niños es alta

<p>Desnutrición crónica niños es alta</p>

POR JUAN M. RAMIREZ
La prevalencia en el país de la desnutrición crónica es alta entre niños con edades comprendidas entre los 6 meses y 5 años, según el Atlas del Hambre y la Desnutrición del Programa Mundial de Alimento de las Naciones Unidas (PMA).

De acuerdo al informe del PMA, que tomó como base la Encuesta Nacional de Nutrición (ENDESA 2002) y el Censo Nacional de 2002 con variables determinantes de la nutrición, la incidencia de la desnutrición crónica es de 1.8%.de la población.

El informe coloca la incidencia de la subnutrición en 25% y que el compromiso del gobierno en la meta del milenio para 2015 es reducirla al 13.5%.

El organismo define la desnutrición como insuficiencia aguda y permanente de nutrientes; insatisfacción de necesidades energéticas mínimas, mientras la subnutrición como insuficiencia voluntaria o involuntaria de nutrientes.

El PMA considera necesario que los programas sociales del gobierno sean localizados hacia los puntos más vulnerables, ya que están claramente identificados, con énfasis en la nutrición infantil.

Los desnutridos se identifican en tres categorías: aguda,  por bajo peso para la talla y excesiva delgadez; crónica, que es la baja talla para la edad y con retardo en el crecimiento y la global, con bajo peso para la edad.

El organismo presenta una lista con los municipios que tienen las tasas más altas de desnutrición crónica, como Juncalito, en Santiago, con el 35.70%, seguido por Elupina Cordero, en Hato Mayor, con 20.56%;  Los Cacaos, San Cristóbal, con 19.75%; Estero Hondo, Puerto Plata, 18.35% y Boca Chica, en Santo Domingo, 17.1%.

Luego continúa con el municipio de Guayabal, en Azua, 15.24%; Juan Santiago, en Elías Piña, 13.64%: Juan Adrián, Monseñor Nouel, 12.76; Pedro Corto, en San Juan, 12.36%; Río Limpio, en Elías Piña, 12.20%; Yerba Buena, en Hato Mayor, 12.19%, Los Botados, Monte Plata, 11.88, Boca de Yuma, La Altagracia, 11.85%; Cambita Garabito, San Cristóbal, 11.39%, y  Hondo Valle, Elías Piña, 11.13%; Santo Domingo Este, en Santo Domingo.

En otro cuadro, el PMA señala las localidades con el mayor número de niños afectados por desnutrición crónica, como Santo Domingo Este, con 3,471, para un 4.63%; El Distrito Nacional, con 2,866, 3.69; Santo Domingo Norte, 2, 242, 6.45%; Boca Chica, 1,941, 17.01%; Santiago, 1,858, 3.26%.

En orden de prevalencia sobre desnutrición crónica, sigue Santo Domingo Oeste con 1,181 niños, para un 4.01%; el municipio de San Cristóbal, 1,168, 4.91%; La Romana, 1,083, 5.14%; Los Alcarrizos, 944, 4.08%; San Pedro de Macorís, 919, 4.12%; Concepción de La Vega, 833, 4.11%; Villa Altagracia, San Cristóbal; Peravia, 701, 6.43%; San Juan de la Maguana, 691,5.28%, y Pedro Brand, Santo Domingo, 610, para un 10.49%.

La investigación encontró una relación importante entre incidencia de la pobreza y desnutrición a nivel municipal, pero la relación es menos sólida que lo esperado con un índice de correlación de 0.375, por lo que la pobreza explica parte del problema, pero no toda la desnutrición.

El informe indica que los terrenos montañosos se asocian a mayores niveles de desnutrición infantil, lo que asocia a la dificultad de acceso a mercados y otras limitaciones.

De igual modo, encontró un fuerte vínculo estadístico positivo entre densidad en la disponibilidad de centros de salud y una baja tasa de desnutrición crónica. Señala que a pesar de que la República Dominicana muestra indicadores moderados y bajos de desnutrición  crónica, existe un alto nivel de dispersión, con provincias y municipios con tasas de incidencia muy elevadas.

Indica que esto sugiere la existencia de un espacio para intervenciones infantil y sin embargo, otros factores tienen un rol importante en la determinación del grado de desnutrición infantil.

Sugiere que las políticas de alimentación y nutrición, aunque deben ser partes integrales de las políticas sociales, tienen que tener un espacio  distinto y  no confundirse con políticas generales de combate a la pobreza.

En conclusión, sugiere que las intervenciones en alimentación deben combinar la focalización territorial-municipal con otro tipo dentro de las mismas localidades o por hogar.

Considera que los nuevos programas sociales en el país, como el PAE y Comer es Primero, no parecen afrontar el tema de la desnutrición, ya que sus objetivos y naturaleza son distintos y, en cambio observa una relación más clara entre la cuestión nutricional y los programas colectivos como los de salud.

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