Desolación y angustia por lluvias Haití

Desolación y angustia por lluvias Haití

PUERTO PRINCIPE, (AFP)- Las inundaciones provocaron esta semana decenas de víctimas en Haití, un país desprovisto de todo, con numerosos sitios que ofrecen un espectáculo angustiante: casas destruidas, plantaciones arrasadas  y muchos pueblos aislados.

Los habitantes de los pueblos erigidos en las laderas de las montañas situadas al norte de la capital son los que pagaron los mayores tributos y en su mayor parte están aislados, tras las fuertes lluvias caídas en los últimos días en diversas zonas de Haití.   Una vez que se deja atrás la ciudad de Cabaret, a 35 km de Puerto Príncipe, el camino que conduce a la aldea de Zoranger, una de las zonas inundadas, se transforma en un sendero barroso y entrecortado.   La deforestación anárquica que realizan las familias pobres es una de las causas de las inundaciones que golpean al país.   Según un balance oficial aún provisorio, hay 47 muertos en todo el país, la mayoría de los cuales en localidades próximas a la capital haitiana, una decena de desaparecidos y numerosas casuchas arrasadas por las aguas que descendían por las laderas de las montañas, que se llevaron todo a su paso.   «No podemos identificar a los muertos, enterramos los cuerpos rescatados en cajas negras sin conocer su identidad», afirmó un funcionario de Bretelle, una de las localidades más afectadas.  

 El juez de paz de Cabaret, Ferdinand Sénatus, pudo hacer algunas constataciones «muy sumarias», pero no logró llegar a otros pueblos situados en lo alto de las montañas. «Se pueden contar fácilmente 20.000 víctimas directas de las inundaciones», estima mientras muestra una lista de personas que declararon pérdidas.  

 En realidad es difícil saber el número exacto de víctimas, ya que los muebles y utensilios desparramados en lugares inaccesibles son imposibles de contar.   Cuanto más se avanza en las montañas, más daños se descubren. Allí una casa enteramente destruida, muros caídos; aquí muebles y ropa arrastrados por la furia de las aguas.  

La marea incontrolable dejó otras edificaciones arruinadas y tal vez terminó con la vida de muchas personas cuyos cuerpos pueden hallarse enterrados en el barro o haber sido arrastrados hasta el mar, de donde unos pescadores extrayeron uno atrapado en su red.   Los puentes y los diques cedieron a la fuerza de las aguas provenientes de las montañas.   «Los desplazados se juntan en las iglesias y escuelas comunales», indica Jacquelin, un joven que cree que la situación empeorará.

  «Ahora que los muros de contención cayeron, la próxima lluvia provocará más daños», afirma, maldiciendo al Estado que tarda en tomar iniciativas.   Un helicóptero de las Naciones Unidas que sobrevoló las localidades inundadas a la búsqueda de víctimas no logró tomar tierra el jueves.   El primer ministro haitiano, Jacques-Edouard Alexis, viajaba a Cabaret el sábado en helicóptero para constatar los daños. La Protección Civil envió equipos terrestres de reconocimiento para intentar llegar a las zonas aisladas.   La Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah), que cuenta con 7.500 militares y mil policías, así como con helicópteros, «prometió contribuir a los esfuerzos del gobierno para ayudar a los afectados y evacuar a las personas en peligro», según el portavoz David Wimhurst.

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