Desolación y desnudez ambiental se imponen en parte occidental de la isla

<strong>Desolación y desnudez ambiental se imponen en parte occidental de la isla</strong>

La salud,  alimentación, bienestar y, en general, el desarrollo humano, dependen en gran parte de los recursos naturales que se producen en los ecosistemas. Los diferentes cambios sufridos en el medioambiente debilitan el territorio y su capacidad de proveer los recursos de manera íntegra.

Los países y personas pobres son los que presentan una mayor dependencia de estos recursos lo que contribuye a una mayor degradación medioambiental.

La República de Haití no es la excepción de la lista de países pobres que dependen grandemente de sus recursos naturales pero la vulnerabilidad en que viven los habitantes haitianos, la falta de educación en relación al cuidado y la importancia de preservar el medioambiente, la falla en el uso de tecnologías, el hacinamiento y la deforestación crean más carencia en el suministro de servicios básicos como el agua potable o redes de saneamiento, haciendo que la vida en ese pedazo de isla sea aún más difícil.

Nacimiento del deterioro ecológico. El deterioro ambiental en la República de Haití no es algo reciente. Cuando Cristóbal Colon llegó en el 1492, la isla estaba cubierta en un 80% de una espesa y exuberante vegetación, de acuerdo a la Enciclopedia Dominicana. Pero en la etapa final del siglo XVII, los franceses arrasaron miles de tareas de bosques vírgenes para plantar caña de azúcar, algodón y café.

También devastaron extensas tareas de árboles para la implementación de fábricas de ladrillos y hornos y toda la madera que se usó nunca fue replantada.

Sin embargo de acuerdo con el profesor de historia de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, César Rosario Paniagua, con la revolución haitiana, en el siglo XVII, de 1791 hasta antes de lograr la independencia en 1804, se incendiaron muchas riquezas naturales en la lucha por la libertad.

“Pero un ataque feroz al equilibrio en el ecosistema haitiano ocurrió en el 1925 con la ocupación militar estadounidense la cual duró hasta 1934, realizando estos un desmonte de casi toda la madera preciosa que quedaba en Haití, deteriorando con esto la producción agrícola y la humedad de su suelo, afectando todo tipo de producción”, añade  Paniagua.

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La quema de carbón es una de las actividades más lesivas al medio ambiente.

Fragilidad alarmante. Hoy en día  Haití está considerado como un desastre ecológico y el país no tiene prácticamente nada al alcance en estos momentos para hacer frente a los numerosos factores que intensifican el problema como son: la deforestación, la erosión del suelo, la escasez de agua, la insalubridad humana, la perdida de la biodiversidad, la explotación de las canteras, la degradación del ecosistema marino, la proliferación de barrios marginados, la presión demográfica, la pobreza y más de un centenar de años de adversidad que han llevado a este país a una situación casi insolvente.

La deforestación en Haití se agravo aún más durante el embargo impuesto por la ONU de 1991 a 1994, donde el petróleo y sus derivados aumentaron sus precios lo que obligó al pueblo a cortar la madera para poder cocinar sus alimentos y proveerse de luz.

Desde entonces sin intervención del gobierno para encontrar una salida a los combustibles, la tala no ha disminuido y está en peligro de aumentar debido a los precios del petróleo en el mercado extranjero. De acuerdo a datos del artículo “Haití de Perla de las Antillas a desolación”,  escrito por la periodista haitiana Nancy Roc.

En el año 2008 quedaba solo el 1.5% de la superficie boscosa y desde la carretera internacional también llamada tierra de nadie, porque es la parte terrestre que divide la República Dominicana y Haiti, puede verse una gran diferencia entre el gran verdor del lado dominicano y la desolación y el desierto en el lado haitiano.

Más del 80% de la población haitiana no tiene acceso a la electricidad y el 90% usa carbón vegetal a base de madera para cocer sus alimentos diariamente.

El estado no ha hecho del medioambiente una prioridad, siendo el Ministerio de Medioambiente uno de los más pobres con solo un 2.1% del presupuesto.

Sin embargo, a pesar de la voces de alarma de diferentes ambientalistas, desde 1986 los problemas son cada vez más preocupantes ya que entre 10 y 20 millones de árboles son talados anualmente; la tasa de deforestación es de 0.7% anual, el ingreso económico  de los campesinos es muy bajo y solo el 28% de los habitantes tiene acceso a instalaciones sanitarias adecuadas.

La población haitiana alcanza los nueve millones y se espera que se duplique para el año 2035. La vulnerabilidad de la población es muy alta, 65% está viviendo por debajo de la pobreza.

Único patrimonio en peligro. La destrucción de los bosques asciende en la actualidad a un 98%, la erosión causada por la deforestación da origen a inundaciones periódicas y deja al país en condiciones favorables para ser azotado por tormentas y huracanes.

Es de vital importancia que el gobierno haitiano haga de la rehabilitación y protección del medioambiente una prioridad nacional, crear conciencia en la población de lo imperiosa que es esta medida.

Pero el intento de crear conciencia debe surgir en conjunto con una voluntad política para que sea llevada a cabo. Tomando disposiciones drásticas aunque estas no gocen de popularidad en la población.

El problema ecológico de Haití debe ser prioridad, las políticas que se creen deben estar estrechamente relacionadas con medidas donde la población encuentre otra forma de energía que no sea la madera para combatir la deforestación, detener la contaminación, proteger los bosques y diversidad biológica.

La educación ambiental, tanto de manera informal y a través de los medios de comunicación es urgente y necesaria para reordenar las prioridades y cambiar mentalidades, actitudes y el comportamiento de las personas, ya que el pueblo haitiano no tiene otra opción, la protección del medioambiente o morir.

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