En la antesala del despacho de un alto funcionario estatal encontré en la mesa un breviario de las ejecutorias de por lo menos seis programas que ejecuta el Despacho de la Primera Dama, doctora Margarita Cedeño de Fernández, y confieso que me alborocé.

Me alborocé porque desde hace tiempo sostengo la impresión y/o concepción de que en medio siglo de comunicación, nunca había detectado una Primera Dama de la República más asidua a programas sociales que la que hoy tenemos los dominicanos.

Es  una expresión que he conversado con amigos muy cercanos, que he comentado por televisión y que ahora intento resumir conforme a la hoja suelta referida que encontré.

Los seis programas de la Primera Dama son Progresando a través de medio centenar de centros tecnológicos comunitarios llamados CTC extendidos hasta en lugares “extrajudiciales”, por los remotos.

Programa de lectura habilitando autobuses viejos convertidos en bibliotecas rodantes.

Solidaridad Social, donde más de 90 mil dominicanos recibieron las condignas atenciones de salud de distintos géneros, desde medicinas hasta intervenciones quirúrgicas gratis.

Aplicación íntegra al  hospital infantil Robert Reid Cabral de la donación altruista del gobierno de la República de China en Taiwán de  US$1 millón, que ha posibilitado construir áreas de atención especializadas para la gente menuda y transformándolo en un centro moderno, no en el almacén o terminal de ingresos que era, y finalmente el programa Mirada Feliz de operaciones visuales, en un gran total superior a los 180 mil paisanos atendidos.

Eso se llama vocación de servicio social espontáneo y laudable.

Perfectamente podría asumir el Desayuno Escolar. ¡Anímese, Primera Dama!