El sector empresarial al unísono, saludó el decreto 164-13 emitido por el presidente Danilo Medina que prioriza las compras del Estado a favor de las micro, pequeñas y mediana empresas (MIPYMES), que involucra unas 600 mil unidades.

Una empresa de uno a diez empleados es micro, de once a 50 pequeña y de 51 a 150 mediana, y comprenden desde salones de belleza, barberías, talleres mecánicos, reparación de electrodomésticos y computadoras, desabolladuras y pinturas de vehículos, colmadotes, bares, reposterías, restaurantes, viveros, invernaderos y toda la gama de pequeñeces que conforman un paquete grande de producción y empleos y que representa el 47% de la economía.

La AIRD, FAI y AEIH, que agrupan el grueso de la gran producción industrial, elogiaron la iniciativa del presidente Medina, comprometido a vigorizar el sector productivo grande y pequeño, pero en especial el segundo porque el primero ya se sabe que “camina solo”, y que con una llamadita por un teléfono rojo a la Casa de Gobierno, está su Sésamo Abrete.

Tanto Ligia Bonetti, Víctor Canto y Ramón Porfirio Báez ponderaron la disposición presidencial de soporte a las MIPYMES, como una estrategia correcta de expandir la producción y los 400 mil empleos que el presidente Medina prometió dotar al país en su campaña electoral para capturar el poder por el voto mayoritario de sus paisanos.

Es una estrategia correcta que todos los gobernantes anteriores aplazaron, cuando conocían del modelo altamente beneficioso que muestra la República de China en Taiwán, nuestro gran aliado en varias disciplinas, que hemos desdeñado siempre, sin reconocer que los taiwaneses logran producir con las MIPYMES en 64 años, más de US$250 mil millones al año y nosotros en 500 años apenas US$17 mil  millones.