Desperdicio social por la discriminación de género

Desperdicio social por la discriminación de género

A la mujer en el mundo actual, y muy en particular en nuestro continente, se le está haciendo perder tiempo aun cuando en el planeta la velocidad de la vida se hace cada vez más apremiante. Vemos cómo la mujer joven continúa arrastrando los vicios de la pobreza discriminatoria, con un embarazo prematuro, falta de capacitación y en muchos casos maltratos que laceran su vida y la de sus crías; triste ejemplo para esta nueva generación que en vez de hablar de su desarrollo personal está mirando e imitando la vergüenza social de discriminación. Una juventud que comprueba diariamente que no se cumple con la aplicación de una ley que sea igual para todos ante una justicia que frecuentemente no es ni mínimamente racional.
Según la Procuraduría General de la República, en sus estadísticas con relación a la violencia de género en República Dominicana, en 2016 se produjeron 88 feminicidios y en 2017, hasta inicios de diciembre, fueron 91. Sin embargo, si se considera el monto global de mujeres asesinadas sumándole a los feminicidios los homicidios por otros conceptos, en 2016 murieron 167 frente a 170 en 2017, hasta el mes de octubre. Ante la magnitud del problema se han creado instituciones nacionales que trabajan fuertemente como la Dirección General de la Mujer, CONAPLUVI (Comisión Nacional de Prevención y Lucha contra la Violencia) y aunque invierten fuerzas y recursos económicos extraordinarios los resultados no se corresponden con esos esfuerzos porque no todos impulsan al unísono. La aplicación de las leyes no debe tener excepciones y deben ser fuertes debido a que los resultados siguen siendo pobres. No hay tiempo que perder, es un atraso para el país y para el futuro de nuestra generación esta dramática realidad. No corramos el riesgo de que lleguemos al punto de que las noticias no conmuevan, ni impresionen, ni asusten.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, la CEDAW (la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación de la Mujer), la Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes, son todas organizaciones que trabajan en la realidad de nuestro continente, mostrando que en Centro América se encuentran las cifras mayores de embarazo en la adolescencia. El 90% de los mismos es producto de violaciones, superando a toda la América Latina. Otra grieta social por la que se nos desperdicia un potencial de juventud que no logra desarrollarse por involucrarse precozmente en obligaciones maternales. Todo ello es expresión de la brutal situación que sufren nuestras poblaciones con el acoso, abuso y explotación sexual de las mujeres consecuencia de la injusticia social y la pobreza lo cual provoca un profundo desperdicio de capital humano que genera más pobreza. Cruel circulo vicioso. No es suficiente el esfuerzo que hagan los ministerios de la mujer en la región, hay que actuar sobre la realidad de género para transformar con urgencia el marco jurídico, económico y social que propicia el genocidio.

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