¡Despertémonos temprano!

¡Despertémonos temprano!

HÉCTOR GALVÁN
A pesar de todo, yo soy de los que siguen creyendo que los seres humanos somos capaces de construir el paraíso añorado en la tierra, pero sólo si nos lo proponemos. Aunque parezca extraño tenemos todas las condiciones para hacer de nuestra madre tierra un verdadero paraíso, que aunque no destierre todos nuestros males, al menos haga de los males más dolorosos: de las guerras, del hambre y del dolor de una muerte que puede prevenirse, cuestiones del pasado, cosas que aparezcan con asombro en los manuales de la historia del futuro.

Parece mentira que hemos sido capaces de construir tantas cosas bellas. Parece mentira admirar la ciencia, y las manos de un escultor o una buena fotógrafa; y que a la vez pudieron ser usadas para apretar el botón sobre Hiroshima. O que pueden serlo hoy para apretar botones sobre Bagdad.

¿De qué depende que la humanidad pueda construir sobre su entorno un nuevo horizonte? ¿Un nuevo mundo que deje lejos los lastres de hoy, y las limitaciones que impiden su felicidad?

Parece increíble pensar que es el ser humano, el único capaz de sonreír y el que más “avances” ha logrado, y es el que más sufre sobre la tierra.

¿Qué impide que los seres humanos sean felices?

Muchas cosas, de las que no sería importante hacer una retahíla de tristezas, pero, de las que estoy seguro todos estamos familiarizados y consientes.

Tampoco tengo todas las respuestas, ni todas las preguntas. Tampoco pretendo encontrarlas. Sólo quiero empezar a creer que alguna mañana tranquila nos despertaremos, uno a uno, una a una, por nuestros lados pero juntos, a buscar esas puertas, a tumbar esas murallas, a pasar haciendo esos caminos.

Todavía quiero esperar que alguno de estos días nos despertemos todos, todas, aunque no sea al mismo tiempo, ni en los mismos lugares, pero juntos. Que nos despertemos de la mano, aun sea a distancias.

Que nos despertemos y salgamos a los parques, a las plazas, a las calles. Como hoy salimos, pero sin retorno; con nuestra palabra, con nuestros sueños, con nuestros papeles y las valijas, con los amores de reserva y los que se vierten, con nuestras manos y brazos abiertos y con nuestros puños, con los recuerdos y con las venas abiertas.

No estoy seguro, pero soy de los que cree que en ese amanecer iremos descubriendo todas las preguntas y todas las repuestas necesarias…

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