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Sin lugar a dudas, la provincia más afectada por la depresión económica en las zonas francas es Santiago. Los despidos en las empresas textiles de aquí suman miles de personas ahora limitadas a subsistir. Algunos han tenido que incursionar en actividades informales, otros regresar a sus pueblos, y cientos a seguir desempleados o a emigrar a otras provincias.
Fruto de esta situación hay una gran desesperación entre los trabajadores, porque hay pocas oportunidades de entrar a otra fábrica, dijo Ignacio Hernández, de la Federación Nacional de Trabajadores de Zonas Francas (Fenatrazonas).
Agregó que solo algunos han conseguido emplearse en pequeños talleres de costura que venden a nivel nacional. Pero la mayoría quedó sin trabajo, pues el dinero que reciben como prestaciones laborales es insuficiente para abrir un negocio, sino para pagar deudas adquiridas.
Enfatizó que el Estado no ha ido en auxilio de estos trabajadores despedidos, y que en su política social los mismos no son mencionados. Hernández considera que el Estado debe ser agresivo en captar inversiones de otro tipo de industrias que puedan incorporarse en zonas francas.
Empresas
El presidente de la Asociación de Industrias de Zonas Francas de la provincia, Aquiles Bermúdez, dijo que las empresas, ante esta crisis, se han abocado y preparado en procesos de manufactura esbelta, llamado lean manufactury, que es una metodología donde se trata de producir con menos materiales, menos desperdicio y en el menor tiempo posible.
En la provincia hay alrededor de 14 parques industriales, de los cuales seis se encuentran cerrados. Según Bermúdez, en el 2004 había más de 80 mil empleos pero actualmente hay menos de la mitad.
Explicó que el duro golpe para las zonas francas del país inicio en el 2004, cuando Estados Unidos desmanteló el sistema de cuota textil, el cual establecía para cada país una parte de las mercancías que necesitaban sus industrias.
A partir de entonces las empresas textiles sobreviven con la crisis y la fuerte competencia de otros países.
