Despolitización: la nueva receta

Despolitización: la nueva receta

La administración de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE), ahora bajo la responsabilidad de un empresario privado, con muy buen sentido según parece, acaba de incluir  en el recetario para sanear el sector energético un nuevo ingrediente: despolitizar. En un documento escueto enviado  a la prensa el sábado, a propósito de la designación de los nuevos consejos directivos, se expresa la seguridad de que éstos serán un apoyo esencial para despolitizar las empresas, llevar los gastos a niveles adecuados y aumentar las inversiones prioritarias antifraude, entre otras cosas.

La despolitización, que sin duda habría de ser  lo más saludable para la empresa eléctrica, parecería enfrentada a un gran obstáculo, a juzgar por la línea de conducta que han seguido los distintos gobiernos cuando el Estado asume la propiedad de empresas, como es actualmente el caso de las distribuidoras de electricidad. La politización ha sido, en todos los tiempos, un enemigo muy fuerte  y dañino en el manejo de las empresas de propiedad pública. Ha sido una calamidad vivida en Corde y el CEA, y la CDEEE no ha escapado de sus efectos. Si esta referencia a la necesidad de despolitizar las empresas eléctricas se corresponde con  una estrategia en marcha para recuperar el sector eléctrico, entonces estamos marchando en la dirección correcta.

Tumor urbano ¿incurable?

Los arreglos realizados en la avenida Duarte han dado fluidez al tránsito y mejorado la circulación de los transeúntes. La remodelación del Parque Enriquillo y la construcción del Barrio Chino se suman para dar esplendor a esa parte de la ciudad. Sin duda se ha hecho un buen trabajo en base a una inversión importante. Todavía falta resolver el problema de la falta de estacionamiento, que debería solucionarse con uno o varios parqueos multiniveles.

El único tumor que no parece tener cura es el del corredor de la París que comienza en la esquina Abreu y termina en la Doctor Betances, atravesando la Jacinto de la Concha, Duarte, José Martí y Juana Saltitopa. El gran mercado que se ha desarrollado allí desafía la capacidad de las autoridades municipales. Desalojar todos estos tarantines que obstruyen el tránsito tiene costo muy alto, político y económico, pero sobre todo lo primero. Nadie ha querido “meterle mano” a ese arrabal.

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