El economista y exgobernador del Banco Central Carlos Despradel  aclaró ayer que no comparte la sugerencia de que se otorguen poderes extraordinarios al próximo presidente de la República para que enfrente los problemas económicos del país.

A continuación el texto de la carta aclaratoria enviada por Despradel al director de este diario:

Estimado Bienvenido:

Al igual que en cualquier ciencia social, cuando tres o más economistas se reúnen para opinar sobre algún tema de su especialidad, lo más seguro es que estén de acuerdo en el diagnóstico general, pero es muy posible que tengan ideas diferentes sobre la forma de enfrentar los problemas.

Esto ha sucedido en el último coloquio de la Cámara Americana de Comercio, donde las sugerencias vertidas por uno de los participantes se han publicado como si todos las hubiésemos compartido. Me refiero específicamente a la sugerencia que hizo el colega y amigo Fréderic Emam-Zadé de que le otorguen poderes extraordinarios al presidente electo para que pueda adoptar las medidas que considere necesarias para enfrentar los problemas económicos del país.

Esta y otras sugerencias presentadas por Emam-Zadé en ese evento, las respeto por venir de un economista serio y capaz, pero lamentablemente no las comparto. Coincido con él y otros colegas en el sentido de que el nuevo gobierno tendrá  que enfrentar  grandes retos, especialmente en lo que respecta al alto déficit que han alcanzado las finanzas públicas.   Sin embargo, sostengo que los mayores ajustes tendrán que venir por el lado del gasto. En ese sentido, considero que la Constitución y las leyes  permiten al Poder Ejecutivo adoptar cuantas  medidas sean necesarias para reducir el gasto público en la cantidad que la situación requiere.

En lo que sí estoy de acuerdo con mis colegas del  coloquio, es que si Danilo Medina quiere pasar a la historia como un gran estadista, debe tener la determinación personal de introducir las profundas reformas que la administración pública precisa en estos momentos, especialmente en lo que se refiere al dispendio que ha caracterizado a esta gestión gubernamental, para lo que tendrá que anteponer el interés nacional al de algunos miembros de su partido que han entendido el ejercicio público como una oportunidad de enriquecimiento personal y de sus allegados. 

Finalmente sostengo que solo en caso de que el próximo gobierno considere que también es necesario y conveniente modificar el régimen tributario del país, entonces no tendrá otra alternativa que recurrir a la aprobación de las Cámaras Legislativas, como lo establece la Constitución

Agradecería que estas aclaraciones, muy importantes para mí, tengan alguna cabida en su periódico.