La tardanza masiva de dueños de vehículos en renovar las matrículas es una de las manifestaciones de despreocupación y negligencia contra el importante registro que certifica a los medios de locomoción, área manchada en en el país por el alto índice de accidentes y tragedias. También ocurre en la circulación con ausencia de placas colocadas en autos de pasajeros y carga; y más que nada como extendido proceder de motociclistas indocumentados de un todo. Algunos Estados del mundo, de los que no se apartan de celo ni rigor en los controles, moverse sin la obligadamente visible numeración conlleva prisión con visos de ocultamiento delictivo.

Por lo apuntado y porque abundan las «hojas sueltas» en sustitución de chapas metálicas, la matriculación vehicular está en una crisis que implica falta de firme exigencia como elemento diferenciador para controlar infracciones y escapadas de violadores de normas que en otras sociedades sirve con éxito mediante tomas fotográficas automáticas para castigar transgresiones. La marginación de los certificados de propiedad de vehículos por falta de voluntad se suma a la desaparición de vigilancia masiva sobre el estado mecánico y condiciones de vehículos a través de la llamada Revista, que tras ser desacreditada desde las oficinas de expedición que se dejaban sorprender por un extendido tráfico de falsificación, fue muerta y sepultada por las propias autoridades.

Insistir con Manzanillo

El reclamo asistido de mucha validez, de que el puerto de Manzanillo sea convertido en gran acceso para el comercio exterior en beneficio mayormente del Cibao, ha dado un primer fruto (mientras se esperan los del Estado) con la reanudación de los servicios marítimos regulares de una firma privada bien conectada con países de Europa.

Muchos productos perecederos, incluyendo el banano orgánico que los dominicanos han llevado a la cima de la producción mundial, se cultivan ampliamente en la cercanía de la espléndida bahía montecristeña, compuerta natural para exportaciones. Se ha dicho con visión de futuro que ampliar y modernizar el pequeño muelle norteño incentivaría inversiones desarrollistas en la región al considerarse más expedito y de menor costo el transporte por mar de los bienes que se conciba producir.