Desproporción de los subsidios

Desproporción de los subsidios

La subvención de alegado apoyo a la democrática existencia de los partidos políticos arrastra el perfil de imperfección que sucesivamente le ha sido impresa para alimentar un bipartidismo con vuelco de recursos hacia los más votados que por lo general son los más exitosos en captar respaldos, contantes y sonantes, y el solo hecho de triunfar electoralmente los coloca en cuotas de poder y acceso a una buena gama de remuneraciones para sus mandos y cohortes de adherentes en el Gobierno central, el Congreso y los municipios.

Bajo el esquema sin equidad para favorecer a las cúpulas que se petrifican en ganar-ganar y prolonga permanencia en primeros lugares, está desalentada la diversificación del espectro partidista y siguen siendo echados en el mismo saco los mini partidos que se venden y logran posiciones sin méritos propios, y los proyectos que nacen entregados al ejercicio contestatario, claramente opuestos a las formas más desacreditadas de conquistar el respaldo de los dominicanos para las urnas.

A esos les dirigen migajas nacidas del maniqueísmo que hace tabla rasa al asignar subsidios.

O se es grande o se es nada. Un método que prolonga la forma viciosa de lidiar en campañas que ha hecho enormemente costosa la promoción de candidaturas haciendo inviable el proselitismo ético.

Así, jamás se sacarán los pies del círculo vicioso que resta importancia al debate de ideas con subordinación al dinero.

Escasez de mano de obra rural

Los campos dominicanos están de camino a una crisis por su subordinación a métodos de cultivo y recolección no mecanizados o de características que no admiten la sustitución del factor humano que antes corría grandemente por cuenta de haitianos, pero, como nadie está obligado a trabajar por poco dinero si en las ciudades les puede ir mejor, hasta ellos han pasado a brillar por su ausencia.

Actividades de sobrada importancia para generar divisas, alimentar turistas y sustentar la dieta del dominicano expuesto a corto plazo a pagar más caros que de costumbre los víveres y las legumbres. Hacer parir la tierra irá hacia una creciente subida de costos.

No hay forma de atraer operarios a pesadas tareas sin generalizar la contratación laboral que eleve jornales, que valoren cristiamente el sudor de la frente.

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