Después de la exitosa jornada de protesta

Después de la exitosa jornada de protesta

La jornada de protesta que paralizó el país el lunes,  debería poner  a reflexionar particularmente   al Gobierno que al parecer desconoce o no le da importancia al disgusto generalizado en la población,  porque no se notan los esfuerzos que realiza para corregir las causas que lo motivan, pero igualmente a los sectores de la cúpula empresarial que se pronunciaron para que  no se acogiera el llamado a  huelga.

Los problemas cotidianos que cada día se suman a la sobrecarga que soportan  los debilitados  hombros de  la ciudadanía y que tiene a la gente hastiada, son mayores  de lo que los consejeros políticos oficialistas y parte de la cúpula de poder sospechan. Además de esos problemas, tienen que vivir en constante zozobra por la inseguridad en medio de apagones, violencia, robos y carencias de servicios.

Mientras los ingresos de la mayoría de los hogares no aumentan,  los costos de todas las cosas necesarias para la subsistencia  crecen. Todo, absolutamente todo sube, al mismo ritmo de la inseguridad y la desesperanza,  y eso es definitivamente explosivo.

Pero no solo el gobierno y los sectores empresariales que se opusieron a que el pueblo buscara una válvula de escape a la acumulación de problemas, que fue en realidad lo que motivó el éxito de la jornada del lunes, sino que todos los demás sectores, incluyendo los políticos,  deben ponerle atención a esa forma de expresión popular, porque ésta no se produjo simplemente porque un grupo de organizaciones populares hicieran el llamado, sino porque existen razones más que justificadas para que la gente se manifestara en contra de la situación.

Ese sentimiento acumulado en contra de la forma como gobiernan las actuales autoridades, en cualquier momento se puede  transformar en un sentimiento en contra de un sistema que ha sido   incapaz de darle respuestas definitivas a los problemas básicos, fundamentales o primarios que arrastramos por años.

La acumulación de riqueza de unos pocos,  particularmente los que lo hacen desde los entornos políticos, en  contraste  con la situación de miseria que vive la mayoría, pero que repercute y sacude la conciencia de la clase media consciente, obliga a todos, incluyendo  la oposición, a brindar soluciones prácticas, creíbles y capaces de que la gente mantenga la esperanza en la vía democrática, para que no encuentren motivos de sentirse defraudados y  dejarse  encantar por ideas que conduzcan a nuevos sistemas, aunque éstos  no necesariamente garanticen seguridad.

Ojalá que la jornada  del lunes contribuya a abrir algunas seseras oficialistas que no entienden que todo cansa.

Que la gente no es tan tonta como para no darse cuenta de que detrás del brillo que  exhibe el gobierno por vía de la propaganda, la corrupción brota de tal forma que ya sus efectos, no solo  cuartean el lustre que   cubre su bizcocho, sino que enseñan la podredumbre interior,  mientras  la mayoría de los hogares  viven situaciones calamitosas,  desde que se levantan hasta que se acuestan.

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